Ilusión | Yaoi Omegaverse [En Corrección]

12 - Miel

El momento favorito de su día era cuando estaba solo en casa, jugando y nada más, dejando que el tiempo pase sin preocupaciones pero ese momento favorito paso a volverse "nada" después de esa noche, después de descubrir algo nuevo nada volvió a ser lo mismo.

El nuevo momento favorito del Omega era cuando el llegaba a casa y lo mimaba, la distancia entre ambos ya no era la misma que antes, habían borrado la línea, el muro entre ambos con solo unos besos y la primera dosis de oxitocina después de acabar.

El miedo a lo desconocido desaparecía en cuando tenía los ojos del alfa sobre su ser, los recuerdos de la primera vez controlaban su cuerpo y la timidez bajaba de nivel en cuanto el se acercaba, ya no dudaba como antes y solo se lanzaba a sus brazos, a su cuerpo, se dejaba caer sobre sus piernas y en la comodidad de la cama se producía la miel. Suaves palabras llegaban al oído del pequeño, palabras como "Bonito", "Chiquito", "Mi amor" o "Te amo", palabras tan significativas para el niño, como si conociera muy bien el significado de cada una de ellas pero claramente no tenía un concepto claro de ello pero era tan real y tan visible el hecho de que le hacían sentir esa calidez que busco toda su vida.

La dulce miel, el pequeño dulce del alfa se volvía una adicción, aún más grave, aún más irresistible y placentera a su disposición, a su antojo, fácil de moldar a su gusto y criterio, más allá de eso, era un dulce que no se iría de su lado jamás y le amaría como nadie, su inocencia no le dejaría ver los defectos de su ser, por los cueles se atormentaba. El mundo que estaba creando para ambos en ese departamento, en esa habitación en especial, se volvía prioridad, incluso había comenzado a dejar de ir al trabajo un par de días, un par de semanas y poco a poco su tiempo fuera de casa se disminuía pero estaba bien mientras estuviera ahí, además, aún tenía dinero guardado, no había que preocuparse, nada más importaba que tener al niño ronroneando por su amor.

- ¿Muy pronto será tu cumpleaños, cierto? ¿Que te gustaría de regalo?

- ¿Lo será? -. El celebrar el día de nacimiento de un atavio no tenía sentido, además, era una perdida de tiempo y dinero, solo eran pequeños seres, objetos vivientes a los cueles no valía la pena celebrar algo como un cumpleaños y la única razón para saber el día de nacimiento de uno, era para medir su edad y el celo que usualmente se da a los 12.

- Será en unos meses, dese ahora comenzaremos a celebrar tu cumpleaños como debe de ser, con un pastel y regalos. ¿Te gusta la idea?

- ¡Si, Me gustaría un gatito! -. El Omega lo había dicho con tanta emoción y sinceridad pero para el alfa fue gracioso que pidiera algo así, era irónico, el mismo era un gatito y quería cuidar de otro pero realmente lo que quería era un amigo y le gustaba lo enérgicos que eran esos animalitos, quería jugar con uno de ellos pero el alfa no estaba seguro de darle un regalo así, no era tan fan de los animales, nuevamente irónico.

- ¿Te gustan los gatitos? Yo los amo... -. Quería distraer el Omega, no quería decir que si a una promesa que no estaba seguro de cumplir.

Aún no era de noche y no estaban en la habitación, ni en la cama como siempre y ya no había necesidad de ponerle un orden o una regla al amor, ahora estaba en la libertad de besar y tocar al pequeño cuando quisiera y el Omega mostraba su agrado ante ello, lo hacía al ladear su cuello dándole paso a los besos y los sonidos dulces que humedecian su boca al recibir un beso suave sobre sus labios y los mismo mojaban su piel haciendo que esos escalofríos volvieran a su cuerpo como cada noche, tan electrizante que lo tenían temblando y apenas podía decir una palabra, tampoco había necesidad de decir alguna pues no tenía intención de decirle que pare, al contrario, estaba tan inquieto por más de esos toques que tanto le gustaban.
Las manos del alfa rodeando su cintura se movían con cuidado por su espalda, levantando ligeramente la ropa hasta tener al descubierto el pecho del Omega.