+18 |CHIFUYU|

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au. violencia. sexo. 

✧\(>o<)ノ✧

Estaba volviendo a su casa cuando pasó. Se volvió cómplice antes de tiempo sin siquiera saberlo. Estaba concentrada en la música que salía de sus auriculares, caminaba como quien no quiere llegar a destino y tenía la mirada clavada en el asfalto porque prefería no cruzar miradas con ningún extraño.

Nunca supo si se trató de su intuición o si fue acto del destino, pero algo la hizo desviarse de su camino habitual. Cruzó la calle para acortar camino por una larga, pero angosta galería que desembocada en un lago y una plaza un poco olvidada en el tiempo. Tampoco supo qué fue lo que la hizo mirar hacia la izquierda una vez había llegado al gran lago, puesto que la plaza y el rincón al que ella deseaba ir se encontraban a la derecha...

Había tres jóvenes golpeando a un chico de su misma edad. Se quedó completamente quieta por unos segundos meditando qué hacer.

-La puta madre que mal día tengo- murmuró molesta comenzando a moverse hacia ellos llena de adrenalina y una emoción que conocía muy bien, pero decidía ignorar-.¡Eh!, ¿Qué mierda hacen?- gritó encontrando coraje en la distancia que los separaba.

-¡No te metas!- gritó uno de los agresores mientras le pateaba la cara al rubio tirado en el suelo.

Soltando la mochila que cargaba y dejándola olvidada, corrió sin pensarlo hasta llegar y empujar con todas sus fuerzas a aquel que lo golpeaba sin cesar mientras los otros dos le sostenían los brazos y la cabeza.

Lo que pasó después fue una sucesión de golpes, gritos, empujones e insultos.

-¡Takemichi!- gritó alguien de repente uniéndose a la pelea defendiendo al muchacho golpeado.

Ella aprovechó su intrusión para golpear a aquellos que lo sostenían al chico para tenderle una mano y ayudarlo a ponerse de pie. El rubio sonrió con sorna escupiendo sangre a un costado. Aquel que había gritado y se había unido a la pelea reía como un demente mientras esquivaba el golpe de uno y le pegaba una patada en la cabeza al otro.

-¡Eh!- gritó ella una vez más y arremetió con fuerza contra el más grande de todos.

El joven la agarró del cuello y la detuvo enseguida, pero tarde fue cuando se dio cuenta que había sido pateado en las pelotas por la muchacha. Se dobló del dolor por unos instantes maldiciéndola y mientras intentaba recobrar la sensibilidad comenzó a echarse hacia atrás.

-¡Reddo, Blue, nos vamos!- les gritó a los otros dos que seguían siendo golpeados por el rubio y su amigo.

-La próxima vez que quieras pelear Kiyomasa y golpees a alguien que superas en números, estás más que muerto- alzó la voz el muchacho que había llegado último. No tuvo que repetirse ni hacer nada para dejarlo claro.

TOKYO REVENGERS // ONE SHOTsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora