+18 |ANGRY|

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au. sexo. alcohol. exhibicionismo (?)
✧\(>o<)ノ✧

—Karin, es tu turno amor— Le dijo su compañera sacándola de lo profundo de sus pensamientos.

Era su turno de subir y adueñarse del escenario como siempre lo hacía. Todo era cuestión de actitud. Debía ponerse su máscara invisible de valentía y salir a hacer lo que mejor sabía hacer: brillar. No sólo captaba la atención de la gente enseguida por tener un cuerpo "distinto" sino también por su actuación y su andar que siempre demandaban la atención de todos en el lugar. Era inexplicable, simplemente cada vez que ponía pie en el escenario las miradas de los presentes gravitaban hacia ella como si les fuera inevitable. 

Su acto era sencillo. Subir, esperar que la canción arranque y comenzar a mover sus caderas anchas de lado a lado. Luego realizaba unos trucos que dejaban a varios deseando ver más, pasaba su mirada por los que se atrevían a mirarla y los atraía todavía un poco más. Karin era tan peligrosa en aquel escenario como el canto de una sirena para un marinero. Le resultaba fácil. Su máscara de confianza le permitía realizar todo tipo de cosas que de otra forma no sería capaz de hacer. Había creado una especie de alter ego que le permitía convertirse en otra persona cuando tenía que hacer su trabajo. 

Esa noche subió al escenario como de costumbre, acomodándose sensualmente en el medio, agachándose y poniéndose en cuatro esperando que arranque la canción. Dio un pantallazo al lugar con la mirada. Estaba lleno como cualquier otro viernes. Había clientes que ya reconocía y otros que no. De todas formas, sus ojos se concentraron en él, quién ya la estaba mirando. Él de un metro setenta, delgado y con el pelo lleno de rulos. Estaba sentado en la sección vip con una chica a cada lado besándole el cuello y tocándole las piernas. Los brazos de él les rodeaban la cintura con cierta pereza y aunque tuviera a dos mujeres hermosas succionandole el cuello y rozando su entrepierna ya dura, su mirada estaba clavada en ella.

Karin nunca dejó de mirarlo mientras se arrastraba y bailaba paseando por todo el escenario. Le intrigaba. Siempre la miraba como si quisiera comerla cruda y aún así, ni siquiera sabía su nombre. Sólo sabía que era alguien importante y que era un regular. Ni siquiera pagaba la entrada al club. Así de importante era.

Nunca habían hablado. Nunca habían estado a menos de siete metros de distancia, aún así, sus miradas parecían buscarse de manera inconsciente.

Sin importar lo que estuviera haciendo siempre parecía estar enojado. Sus cejas siempre estaban arrugadas de manera inquisitiva y las venas del cuello y del rostro se le volvían visibles. Su cabello azul lo hacía resaltar de entre la multitud sí, pero el rasgo que más lo caracterizaba era aquella ira que parecía emanar de su cuerpo constantemente.

Siempre, pero siempre, sin importar a cuántas mujeres tuviera a su al rededor succionándole el cuello o brindándole caricias, la mirada de él se mantenía postrada en ella como si robara su atención de forma permanente. No parecía estar del todo ahí presente. Tenía un aire de locura y peligro que lo volvían distinto a cualquier otro cliente del club. 

TOKYO REVENGERS // ONE SHOTsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora