+18 |IZANA|

6.4K 223 241
                                    

au

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

au. violencia. angst. sexo.
✧\(>o<)ノ✧

—Voy a entrar.

—¡No tenés refuerzos Kuina, no lo hagas, es una órden!— gritó del otro lado de la línea telefónica un Naoto desesperado al borde de un ataque de ansiedad.

—Querido amigo... ¿Cuándo me equivoqué en diez años de ejercer éste trabajo?... Si no entro ahora no vamos a tener otra oportunidad así— Susurró exasperada mirando la escena que se desenvolvía ante sus ojos mientras permanecía escondida detrás de un contenedor de basura.

Era el momento perfecto. Él estaba ahí dando órdenes sentado en su jodido trono mientras todos a su alrededor cumplían lo que pedía con una minuciosidad impresionante. Sus fieles lacayos. Kuina quería reírse de tan sólo pensar en los que habían estado dispuestos a hablar con la policía por un poco de plata. La gente que trabajaba para él no era más que basura aparentando ser pandilleros que ya no existían. 

—¡No estás pensando con claridad!—Le gritó su jefe.— Sólo querés vengarte del hijo de re mil puta.

—Naoto... No voy a volver a dejar que Izana escape—Le contestó Kuina soltando una risa escalofriante que logró descolocar a todos los que estaban en la central de la policía escuchando la llamada. Luego, cortó y se acercó a otro contenedor de basura para observar detenidamente lo que estaba ocurriendo. Lo tenía a tan sólo veinte metros de distancia. Sus hombres más fuertes estaban cargando el barco con la mercancía y sus perros más leales no estaban a la vista. Tenía que actuar ahora. En ese mismo instante. Tenía que moverse. Si debía meterle una bala en la cabeza lo haría, se lo había prometido una y otra vez mirándose al espejo. Era capaz de hacerlo. Quería lastimarlo. Iba a hacerlo. 

De repente los ojos vacíos y huecos de Izana encontraron los ojos de ella.

—Hijo de puta...

Izana sonrió mostrándole toda su dentadura para luego subir su brazo izquierdo a la altura de su rostro simulando un arma con su mano emitiendo un "disparo" hacia donde ella se encontraba y un "BOOM" silencioso con los labios. 

Lo último que vió antes de desmayarse fue su sonrisa fría como la nieve y sus ojos llenos de muerte sonreírle con descaro mientras murmuraba un "Te encontré".

Cuando volvió a abrir sus ojos se dio cuenta que estaba atada de manos y pies sentada en el suelo de una habitación de la fábrica abandonada. Había una ventana pequeña en uno de los extremos del cuarto y parecía indicar que afuera seguía siendo de noche. Sentía un dolor inmenso y palpitante en su nuca y podía sentir el frío golpeando en su herida abierta. 

TOKYO REVENGERS // ONE SHOTsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora