Estaba sentada en la cama de la habitación del hospital, tenía sobre mis piernas mi bandeja con mi almuerzo mientras la enfermera tomaba apuntes en su registro, me miraba con el rabillo del ojo con recelo. No me decía nada solo hacia su trabajo. La habitación estaba inundada en un silencio que hacía que todo esto hiciera la situación más tensa eso no me favorecía a mí no cuando sabía lo que estaba por pasar; entrar a una casa de reposo. Eso me tiene aturdida y desesperada.
Decidí romper el silencio y dije:
—Oye—la llame, ella alzo su mirada y entonces vi a la enfermera asustada.
—Dígame señorita Cooper—dijo ella y me miro amablemente quizá.
—Lo siento—susurre ella abrió sus ojos asombrada.
—No entiendo señorita Cooper...
—No me llames así, —la interrumpí—llámame Jessie así por favor.
—Señorita Jessie usted no tiene por qué pedirme disculpas—dijo y trato de sonreír pero quizá aún tenía miedo y estaba con el susto.
—Sin señorita ni nada de eso solo Jessie. Y si te tengo que pedir disculpas por lo que paso en la mañana no fue mi intención.
—No se preocupe—murmuro y sonrió.
—Solo tenía miedo—le dije.
—Todo en orden seño...
—Ehy en serio me molestare contigo si sigues diciéndome señorita deja eso a un lado soy Jessie.
—Pero usted es la hija de uno de los empresarios más cotizados no la puedo llamar así—dijo ella y alzo las cejas.
—Podre ser la hija de quien sea pero las formalidades no van conmigo—explique—. Así que me quieres hacer un favor o si no me molestare y te armare la misma escena o peor si sigues diciéndome señorita Jessie—dijo y fruncí el ceño. Ella solo sonrió y asintió.
—Jessie—dijo probando como se sentía diciéndolo sin el "señorita".
—Así está mejor—dije y le sonreí.
— ¿Cómo te llamas? —le pregunte.
—Me llamo Lucy.
Me ayudo con la vía que tenía conectada para que pudiera comer mejor le pedí que se quedara conmigo hasta que terminara de comer, ella accedió. Al principio sé que sentía incomoda estar conmigo aquí pero después le pregunte qué sintió cuando le grite y comenzó a hablar sin parar mientras solo comía y le sonreía. Después de unos 30 minutos de haber terminado de comer ella se llevó las cosas y salió de la habitación. Me sentía mejor de cierta manera por haberle pedido disculpas y haberme liberado de ese sentimiento que tenía que me comporte como una chiquilla inmadura pero algo que no dependía de mí, yo no podía controlar el hecho de sentirme insegura, intranquila con miedo de lo que pasaba y en ese momento desconfiaba hasta de mi propia sombra.
Luego de unos 10 minutos volvió a aparecer y entro a la habitación, cerró la puerta y dijo:
—Jessie tienes visita—sonriendo
—Así ¿Quién Lucy? —Pregunte
—Son tus amigos, vaya que te extrañan—dijo simpáticamente.
—Hazlos pasar Lucy.
Lucy volvió a salir de la habitación y cuando se abrió la puerta de nuevo apareció en mi campo de visión la sonrisa idiota de Brad estaba aparado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
—Braaad—chille y sonreí.
Brad sonrió y alguien lo empujo, Brad dio un traspié mientras mire a la otra persona
—Camina idiota que también quiero verla—escupió Ash. Estaba aquí la chica de los ojos azules traviesos y el cabello rubio hermoso.
Ash cerró la puerta, camino junto con Brad y quedaron frente a mi cama.
—Jessie chiquilla tonta—dijo con una sonrisa pintada en sus labios mientras se acercaba y trataba de abrazarme.
—Ash me da gusto que estés aquí—dije y le sonreí de vuelta.
—Oye este no es un lugar muy lindo, ni muy alentador como para que te de gusto que tu amiga este en un hospital visitando a la linda de su amiga que no sé qué diablos le paso—dijo mientras me miraba severamente.
—Lo siento Ash sé que este no es uno de tus lugares favoritos—dije y le sonreí.
—Jessie me preocupaste—confeso y frunció los labios.
—Estoy bien, eso es lo que cuenta ¿cierto? —dije y mire a Brad quien solo me miraba sin expresión.
El sonido de la puerta me hizo quitarle la mirada a Brad, mire a Ash quien se encogió de hombros.
—Pase—dije elevando el tono de mi voz.
Se abrió la puerta y vi a Tyler quien caminaba hacia mí y me regalo una sonrisa sincera.
—Jessie ¿Cómo estás? —pregunto Tyler.
—Estoy mejor—dije y le sonreí de vuelta.
—Ella está mejor y nosotros desesperados por ti. Me debes una Jessie—dijo Ash divertida.
—Afuera esta Karen y Dylan—dijo Tyler.
— ¿Karen? ¿Cómo se enteró? —pregunte confundida.
—Ni idea Jessie solo sé que se ha comportado muy bien y...—miro a Brad quien también la miro y le frunció el ceño.
— ¿Y qué Ash? —pregunte mientras miraba a todos confundida.
—Y sabe controlar al testarudo de tu hermano—lo soltó Ash y una sonrisa pícara broto de sus labios.
—Ashley—la reprendió Tyler.
Ashley camino hacia Tyler y se colocó a su lado mientras miraba a los tres frente a mí.
—Jessie...—dijo Brad mientras me miraba, sabía que estaba triste, sabía que lo había asustado y perturbado.
—Brad ¿de qué está hablando Ash? —pregunte y enarque una ceja.
—Solo me convenció para que fuera a comer algo—escupió y alzo las cejas al cielo con fastidio.
— ¿Seguro que solo eso? —pregunte sigilosamente tratando de sacarle información.
—Sí, caramba Jessie—espeto con enojo—Solo fui a comer con ella.
—Si tú lo dices está bien—dije pero esto no se quedaría así.
—Jessie, Karen ¿puede entrar? —pregunto Tyler y lo mire.
—Claro que sí, si ella lo desea—respondí—, no tengo nada en contra de ella si se tomó la molestia de venir hasta aquí no le veo el caso de negarle pasar.
— ¿Estas segura Jessie? —intervino Ash quien me miraba como si estuviera fuera de sí.
—Claro que lo estoy, que pase ella y también Dylan—dije y les sonreí tranquilizadoramente.
—Entonces le diré que pasen no te preocupes—dijo Tyler mientras sonreía.
—Yo te acompaño—dijo Brad a quien lo mire y le fruncí el ceño.
Brad y Tyler salieron de la habitación y me quede con Ash platicando, estaba alegre de tenerla como mi amiga de tener a todos los que tengo. De haber despertado y haberles sonreído de haber respondido a cada una de sus inquietudes, de que Tyler y Ash estén juntos eso me hace algo feliz. De tener a Brad el mejor hermano que la vida me pudo dar. De tener a mi abuela una de las personas con quien me siento yo, con la que puedo llorar y siempre está ahí para mi sin importar nada. De tener a Lisa ella no lo entiende aun pero me haces feliz solo con el mero hecho de pensarte me haces sonreír, con el hecho de saber que estas viva que todo el sacrificio valió la pena. De tener al Dr. Landau quien me ayudo y me reconforto, a quien no le importo las veces que lo trate mal y le grite tantas groserías él se quedó conmigo, quien me regala sonrisas amables, es el quien cuando estoy a punto de dar un paso atrás el me da la mano y no me deja retroceder; él no me deja dar un paso al costado porque a pesar de todo confía en mí. De tener a Dylan te entiendo si después de esto no quieres volver a saber de mí, después de que te haya confesado que estoy loca lo entenderé. Pero gracias por todo incluso gracias por haber estado ahí cuando no te buscaba. Gracias por haberme hecho sonreír de vuelta, gracias por ser un travieso, gracias por confiar en mí, gracias por tus abrazos, por tus besos, por tus caricias, gracias por haber sido tan paciente. Gracias mi amor.
—Jessie—dijo alguien cuando mire de donde venía la voz tan familiar era Dylan estaba parado en el marco de la puerta. Se veía tan cansado, pero siempre tan guapo.
—Dylan—murmure mientras lo único que hacia es seguirle la vista, venia caminando se colocó a mi lado.
Sentía un nudo en mi garganta no podía hablar, tenerlo aquí de nuevo sentí como si hubiesen pasado miles de años cuanto solo habían pasado un par de días quizás había perdido la noción del tiempo desde que permanecí dormida.
Su mirada estaba clavada en mí, la sentía tan recriminatoria. Te entenderé lo juro es lo único que pensaba, si esto es todo lo entenderé.
Ya no había nadie más en la habitación ni Ashley, ni Brad, ni Tyler, ni Karen que nunca quiso pasar, no supe en qué momento se marcharon.
—No hare la misma pregunta ¿cómo estás? de seguro y las has de haber escuchado con todos ya, solo quiero saber ¿Por qué? —pregunto y su voz estaba ronca.
— ¿Por qué, que? —pregunte reteniendo las lágrimas.
— ¿Por qué tú?
—No lo sé Dylan, lo juro que no lo sé—respondí mientras ambos nos mirábamos.
— ¿Cómo llegaste a estar en esta situación?
—Hay veces en la vida que nos ponen pruebas que tendremos que aprender a combatirlas, por ejemplo la mía llevo 2 años de lucha y aun no puedo.
— ¿Son 2 años ya desde que vas al...
— ¿Psicólogo?, si Dylan—termine su oración porque sabía que no podría.
— ¿Qué te paso?
—Me temo que si sabes que me paso sentirás quizá pena de mí y no es lo que quiero no de ti.
—Jessie...—susurro y se acercó hacia mi unió su frente con la mía mientras yo cerraba los ojos reprimiendo el impulso que tenia de llorar.
—Dylan lo siento—dije y una lagrima rodo por mi mejilla.
—No lo sientas, no Jessie. Soy yo quien te tiene que pedir disculpas por ese significado errado que tenia de las persona que van al psicólogo.
—Abrázame por favor—suplique. Dylan acorto nuestro espacio y me rodeo con sus brazos. Se sentía tan bien, tan reconfortante. Dylan estaba llorando y yo también. Si estábamos llorando los dos abrazados quizá era una despedida después de esto terminaría en esa casa de reposo y no lo volvería a ver nunca más, cuando ingrese a ese lugar mi vida será otra. Nunca he estado acostumbrada a tantos cambios, pero decidí que es mejor hacerme la idea de que perderé a cada uno de los que quiero. No puedo lastimarlos más, no puedo hacerlos sufrir más. Basta ya con el dolor ellos no se merecen nada de esto.
Luego de haber terminado de abrazarnos Dylan me miro y trato de sonreír
—Esto es vergonzoso—dijo y rio—, llorar delante de ti. No Dios que vergüenza.
—No es vergonzoso—dije e hice un puchero—. Es tierno, sentimentalista.
—Oye me preocupaste tanto—dijo mientras se sentaba frente a mí en el poco espacio que quedaba.
—Yo no supe que estaba haciendo—confesé.
—No importa eso, lo que importa es que estés bien—dijo y tomo mis manos y dio besos suaves.
— ¿Qué paso en el parqueadero? —pregunte con curiosidad el soltó mis manos delicadamente y me miro pero esta vez su mirada se oscureció.
—Dylan dime lo que sea que haya sucedido—pedí.
—Jessie todo está en orden no te preocupes—dijo pero sabía que no era cierto.
— ¡NOOO! ¡NO LO ESTA! —chille desesperada, el me miro y lucia confundido y aterrado.
—Jessie cálmate, todo está bien. Confía en mi—dijo tratando de mantener su voz normal.
— ¿Tienes miedo que me vuelva a dar otra crisis? —tenía que saberlo y acabar con esto de una vez.
—Jessie no eso. Solo que no quiero que te sientas mal, que te vuelvan a dormir. No lo quiero—decía mientras alisaba mi cabello.
—Necesito saberlo. Eso es muy importante para mí—suplique de nuevo.
—No puedo mi amor.
Lo mire por unos segundos, mientras trataba de recomponer los sucesos del día anterior; era tan imposible. Mirarlo a él lo hacía más difícil, no recordaba que mierda me pasó y él no me lo iba a decir. Pero necesitaba demostrar que no necesito ir a una casa de reposo, no lo necesito. Dios mío por favor ayúdame, pensé. Que esto no me está pasando, que mis padres no lo permitan, no lo harán decía una voz en mi interior.
—Oye deja de mirarme así—dijo Dylan mientras sonreía.
— ¿Así como? —pregunte divertida.
—De esa manera, no te diré nada—dijo y le sonreí.
Tocaron la puerta; una y dos golpes, Dylan se paró de la cama y me miro yo le asentí, así que él dijo pasen, y la puerta se abrió vi al Dr. Landau atravesando la habitación y a mis padres. Mamá y papá estaban aquí, sonreí si lo hice les sonreí a ellos. Me hacía tan feliz tenerlos aquí, vinieron y ahora están aquí Dios mío gracias.
—Jessie—saludo el Dr. Landau.
—Dr. Landau—dije de vuelta.
—Vaya al parecer no perdieron el tiempo —dijo mi padre a quien lo mire por el rabillo del ojo. No lo podía mirar de frente ni a él ni a mi madre.
—Buenas tardes señor y señora Cooper—saludo Dylan, quien estaba parado a un lado de mi cama.
—Disculpe joven—dijo el Dr. Landau refiriéndose a Dylan—, necesitamos hablar con Jessie y sus padres me...
—Entendí doctor no se preocupe—mascullo Dylan, a quien lo mire y le sonreí débilmente él también lo hizo. Me dio un beso en la frente y se marchó de la habitación.
Papá, mamá y el doctor Landau caminaron y se quedaron frente a mí.
—Jessie ¿recuerdas lo que te dije hace unas horas? —pregunto el doctor mientras fruncía los labios con esperanza de que no me desesperara.
—Si lo recuerdo, ¿Por qué? —pregunte lo mire y fruncí el ceño.
—Jessie tus padres ya tomaron una decisión—dijo no muy convencido y los miro, mis padres también lo hicieron y una sonrisa perezosa se dibujó en sus labios.
—Doctor puede dejar a un lado el melodrama y decírselo de una vez—escupió mi padre, siempre tan directo y sin remordimiento.
—Señor Cooper—alzo la voz el doctor Landau y se enfrentó a mi padre—si usted desea puede salir de la habitación, mientras yo sea el que le dé la noticia. Usted y su mujer más que nadie saben la situación de Jessie y cualquier cosa en este preciso momento puede alterar su condición, y la decisión que tomaron ustedes créame que no fue la mejor—concluyo el hombre y miro a mi padre enojado.
—Está bien Landau, haz tu trabajo—mascullo mi padre, él y mi mamá se fueron a una esquina de la habitación. Mientras el doctor Landau se ponía mi lado, tuve que cambiar mi posición para quedar frente a él, me miro por un segundo dudoso de lo que iba a decir, cerró los ojos por un nanosegundo y los volvió a abrir.
—No iras a la casa de reposo—dijo de una vez mientras me miraba, lo mire sin expresión. La sonrisa se marchó, mi corazón se aceleró. Era lo que quería escuchar lo era. Pero eso empeoraría mi salud.
—Muy bien Landau—dijo mi padre a quien escuchaba pero no quería escucharlo—, eso fue todo ahora si adiós.
—Doctor Landau—susurre con la voz quebrada— ¿empeorare?
—Tendrás que tomar medicinas—dijo y bajo la mirada.
— ¿Qué clase de medicinas? —Pregunte en un hilo de voz— ¿Drogas?
—Así es—murmuro—, pastillas para dormir, cuando tengas una crisis y no esté presente tendrás que recurrir a ellas—explico—, cuando sientas miedo y su presencia tendrás que drogarte, cuando no quieras comer también—él hablaba pero no quería que siguiera, el no quería eso y yo odiaba eso. Ellos me quieren mantener sedada.
—Jessie ¿estas entendiendo? —pregunto me miro y sentía un leve remordimiento en su mirada.
—Eso quiere decir—trate que mi voz sonara normal y no se quebrara—, que cuando sienta todo eso tendré que sedarme.
—No de esa manera—continuo—si estas en lugares públicos, no. Solo te mantendrás calmada, porque tendrás tú mismo que aprender a controlar la situación. Cuando tus pensamientos te ganen tendrás que actuar con rapidez y drogarte.
—Eso es más sencillo a que vayas a una casa de reposo—intervino mi madre.
—Jessie ya lo explique, te mandare la receta con el nombre de las pastillas.
— ¡ESO ES MAS SENCILLO QUE TENER QUE EXPLICAR QUE SU HIJA TIENE CRISIS EMOCIONALES! —grite desesperada y mire a las dos personas que estaban paradas en una esquina de la habitación.
—Lo es—decía mi madre, mientras caminaba y se colocaba de frente a mi cama. La seguía con la mirada y la mire con tanta dureza.
— ¿Y te parece sencillo lo que estoy pasando? —pregunte con tanta firmeza.
—No lo sé, jamás pensé que iba a tener una hija así—escupió con tanto asco que sentía que sus palabras dolían y las lágrimas estaban a punto de salir.
— ¿Así como? —chille enojada.
—Entiéndelo es lo mejor—intervino mi padre quien ahora estaba parado al lado de mi madre. Los dos juntos con tanta clase, es tan cierto que una corbata no te hace decente. Desconocía a las personas que estaban parados al frente mío, ellos no eran mis padres, ¿en qué momento cambiaron tanto? ¿En qué momento utilizaban esa mascara?
— ¿Para quién? —Escupí decepcionada—, para tus negocios, para tu empresa.
—Para ustedes, gracias a que todo este tiempo que nos hemos mantenido con la boca cerrada tienes todo lo que tienes.
— ¡No necesito tu asqueroso dinero, no necesito nada de ti. Lo que necesito son unos padres que comprendan a su hija, eso es lo que quiero ¿el dinero compra la felicidad? ¿El dinero me puede dar unos mejores padres? —Grite mientras las lágrimas chorreaban por mi rostro—, ¡ENTONCES COMPRA CON TU MALDITO DINERO A UNOS MEJORES PADRE S Y DAMELOS!
— ¡Basta ya! —Grito el doctor Landau quien seguía mi lado—Les voy a pedir que se retiren de la habitación, están empeorando todo.
—Con gusto—dijo mi madre y una sonrisa bailaba en la comisura de sus labios.
Abrió la puerta mi padre, y salió mi madre y después él; dio un portazo a la puerta que me hizo estremecer.
Lloraba era lo único que hacía, me puse una mano en la boca, para que los sollozos no fueran tan fuertes. Mientras que el doctor Landau sobaba mi espalda en un gesto tranquilizador.
—Recuéstate—susurro y lo hice.
—No quiero drogarme, pero tampoco quiero ir a una casa de reposo—confesé al fin.
—Calma pequeña—decía él mientras con sus manos tocaba mi cabello.
— ¿Por qué a mí? —le pregunte, pero él no sabía la respuesta ni mucho menos yo.
—Jessie—chillo alguien desesperado, era Brad.
—Hermanita—decía mientras sentía que lloraba y se abalanzo sobre mí.
— ¿Por qué a mí maldita sea? —gritaba en su pecho.
—No te mereces nada de esto, tu no lo mereces—decía Brad mientras seguía llorando sobre mí.
—No quiero seguir así, no quiero seguir viviendo así—murmure, Brad se recompuso me miro por un instante luego a doctor Landau, tomo mi mano y la apretó con tanta fuerza.
—Vas a vivir y esto acabara lo juro—prometió Brad, pero yo sabía que tendría que vivir con esto por siempre.
—Brad, Jessie; yo no quiero que tu dependas de pastillas ya te lo dije—dijo y lo mire.
—Haga lo que le dijeron, tratare de mantenerme en la línea—dije e hice una mueca.
—No te sedaré, no lo hare. Si necesitas llorar; lo harás, si necesitas gritar; hazlo. Pero no te drogare.
Luego de haber dicho lo que sentía el doctor salió de la habitación sin decir una palabra más. Brad seguía aquí y seguía llorando yo también lloraba desconsoladamente. Tenía miedo no quería decepcionarlo pero yo ya no puedo vivir así, perdóname hermano perdóname. Trate de luchar lo jure que trate de hacerlo pero por más que batalle con mis propios demonios, ellos ya tomaron el control sobre mí. No quería que esto fuera así, yo no quise esta vida para mí. Se feliz tu por favor, sonríe mucho y recuérdame también. Pero recuérdame como era antes sin dolor en nuestras vidas, con sonrisas traviesas, con peleas sin sentido y reconciliaciones llenas de amor. Pero recuérdame, que yo tratare de mantenerte.
ESTÁS LEYENDO
Algo raro tiene JC
FanfictionSi nada nos salva de la muerte, al menos que al amor nos salve de la vida. ~Pablo Neruda.