CAP 21 JESSIE

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¿Qué le hice a Dylan para que me dijeras tales cosas?, ¿cuándo paso todo esto que no recuerdo?, ¿hice algo malo?, el estará hablando de la tarde en su departamento. Esa tarde que se convirtió en un remolino de recuerdos, en el que no fue mi intención, no dependía de mí. Pero él lo aseguro y no me dijo ni una sola palabra más. Dios mío ayúdame, pedí en mi mente con fuerzas. Quiero saber que sucedió para que él se pusiera así, y porque recién me lo dice. Es tan difícil recordar que hiciste algo malo, cuando estas completamente seguro que no lo has hecho. No me dejes sola por favor Dylan, no. Si fui grosera, insensible lo siento pero en serio no se de lo que me hablabas. Quien lo sabe Dios mío, ¿quién sabe lo que hice? si no soy yo quien más lo sabe. Tenía tantas ganas de saber, tenía tanto miedo también. Miedo a que me deje, miedo a que me diga que esto se acabó.

—Disculpe la demora, señorita—escuche la voz de Paul a mis espaldas. Voltee a darle la cara y una lagrima resbalo por mi mejilla.

—No iré a casa. No iré a ningún lado—dije tratando de parecer determinante y que mi palabra valiera.

—Es mi deber, señorita—respondió el, sin contemplación.

—No quiero, acaso no entiende—escupí. Más lágrimas, más dolor.

—Perderé mi empleo—dijo él y me miro esperanzado a que me rindiera.

—No pasara eso. Si tu temes porque perderás tu trabajo—dije y mire sus ojos, estaba asustado—, yo perdí a mis padres.

—Señorita...

—Jessie...—escuche la voz de Karen a mis espaldas con alegría. Voltee y la mire.

—Karen, necesito hablar contigo—dije con urgencia. Ella me miro desconcertada una sonrisa amistosa y el ceño fruncido con diversión.

—Claro que si—contesto.

Voltee de nuevo y mire a Paul quien estaba esperando por mí, desesperado por llevarme a casa y por no perder su empleo. Así que decidí hablar de una vez.

—Llévame a la cafetería más cercana—le dije, el asintió.

—Jessie no sé por qué quieres hablar conmigo, ¿hice algo malo? —decía Karen, mientras Paul conducía. Las dos estábamos sentadas en la parte trasera del auto.

—No, nada Karen—admití.

Después de 20 minutos llegamos a la cafetería más cercana de la universidad. Karen y yo bajamos del auto y entramos al lugar. Nos sentamos en la parte del fondo del lugar. Era la parte más alejada y tranquila.

—Karen—susurre llamando su atención. Ella estaba bebiendo un poco de su capuccino.

—Dime Jessie—respondió mientras dejaba el envase en la mesa.

—Sé que esto sonara raro en mí. Pero necesito que me ayudes—dije de una vez.

— ¿Yo puedo ayudarte?, ¿en qué? —pregunto con una sonrisa incrédula.

—Hay algo que me tiene intranquila, tú no eres mi amiga...—ella asintió y una mirada triste me lanzo—, pero también es cierto que no eres mi enemiga.

—Lo sé, y por eso me disculpe contigo, ¿lo recuerdas? —dijo y sonrió con tristeza. Estaba recordando y yo también.

—Lo sé, lo se Karen. Pero tú sabes, ¿qué sucedió la tarde que me desmaye y fui a parar al hospital? —pregunte con recelo y la mire tratando de encontrar en sus ojos alguna respuesta.

—No lo sé Jessie—respondió y me miro con pena—. Lamento no poder ayudarte.

—No lo lamentes. Pero necesito saberlo eso es muy importante para mí.

Algo raro tiene JCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora