Dieciséis

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Ir a su ciudad natal y pasar tiempo en familia era todo lo que había necesitado; a pesar de que no todo había sido tranquilidad. El momento de contarle a sus padres la ruptura con JonGin había sido un poco duro, sabía cuanto adoraban al alfa de piel canela; y no era para menos, él siempre había tratado como un príncipe a su hijo. 

Aún así, lo padres del omega siquiera cuestionaron demasiado, por encima de cualquier persona iba su hijo, y si él había tomado esa decisión, estaba bien. A veces el amor se acababa sin más. 

Habían limpiado las lágrimas de su bebé, besado sus mejillas y abrazado con fuerza. JiMin había necesitado aquello demasiado. 

Ahora se encontraba en el último día de la visita a sus padres. Antes un día a la semana solía ser de películas, pasaban la tarde los tres juntos viendo lo que habían decidido en común, así que ahí se encontraban, JiMin en medio de sus dos progenitores con una sonrisita de oreja a oreja, tener el aroma de ambos rodeándole le hacía casi ronronear. 

Había tenido que irse a muy temprana edad de su casa. Apenas con quince ya tuvo que irse a casa de unos amigos de sus padres que vivían en Seoul para poder tener una mejor formación en sus estudios, ya que en su pueblo eran un tanto... mediocres. Con dieciséis sus padres decidieron pagarle un alquiler en un apartamento para él solo en la capital. 

No es que sus amigos tratasen mal a su pequeño, pero tenían hijos alfas y JiMin necesitaba un poco de intimidad como omega ajeno a la casa. Por eso decidieron confiar en la madurez del chico; y fue un acierto. 

Estaban orgullosos de como su hijo había encaminado su vida a pesar de estar separado de ellos. No había descuidado sus estudios y siempre había estado centrado en llegar a lo más alto para poder entrar en la carrera universitaria de veterinaria; algo que consiguió  y estaba a punto de comenzar. 

Los tres estaban callados, concentrados en lo que sucedía en la pantalla. Sus padres eran ambos alfas, madre alfa y padre alfa. La mujer tenía su mano puesta sobre los cabellos dorados de su hijo, acariciando estos con tranquilidad; por lo menos hasta que el teléfono que JiMin tenía en las piernas se iluminó mientras vibraba. 

>> Llamada entrante de "Príncipe de las flores". << 

JiMin siquiera pensó dos veces en tomar la llamada, casi olvidándose de donde se encontraba, y más importante, con quienes. -- ¿Hyung? -- 

-- ¡Hola, Mimi! -- Saludó alegremente YoonGi, escuchando en seguida una suave risita proveniente de los labios del pequeño. -- Te llamaba porque mañana vuelves y, uhm, ¿Quieres que vaya a buscarte a la estación? P-puedo pedir día libre en la cafetería, mi jefe me lo concedió... t-te echo de menos.-- 

El padre del bonito omega puse pause a la película, al principio para que su hijo pudiera terminar de hablar con tranquilidad por teléfono sin más; pero después agradeció haberlo hecho, porque perderse aquella adorable expresión en su pequeño le hubiera dado lástima. 

JiMin tenía su gordito belfo inferior apresado entre sus incisivos para que su sonrisita no se hiciera demasiado grande, sus mejillas pomposas estando conjuntadas con sus orejitas. << Este alfa no puede ser tan adorable, me está robando el corazón demasiado rápido. >> -- Ahá, estaré allí a las siete y media pm, espero verte allí, Gigi. -- 

-- Por supuesto que allí estaré, e-estoy deseando verte. -- YoonGi estaba ansioso por tener el cuerpo del rubio entre sus brazos, su lobo se había mantenido inquieto todos estos días por volver a tener el aroma contrario a su disposición. 

Pequeño bollito || Yoonmin omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora