Final

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Desde hacía unos años hacia acá YoonGi podía afirmar con una mano sobre su corazón que estaba viviendo el mejor tiempo de su vida, la entrada inesperada de JiMin en sus días había sido el "click" que llevaba esperando desde niño. Había encontrado a su compañero de vida, y ahora todo parecía más bonito y más fácil de sobrellevar.

Aún así, a pesar de que llevaba bastante tiempo sintiéndose aferrado a la felicidad, estas últimas tres semanas estaban siendo sumamente insuperables. Desde el parto de JiMin y la llegada de su pequeño bollito, toda la vida parecía verse con un filtro color de rosa.

Si bien había estado de baja por paternidad, en la cafetería se había dado una baja inesperada después de que uno de los trabajadores tuviera un accidente doméstico. YoonGi no tendría por qué ir a trabajar, pero le había hecho ese favor a su jefe; y amigo, porque ya se consideraban de esa manera.

Le estaría ayudando mientras encontraban al nuevo trabajador, algo en lo que ya estaban trabajando.

No se arrepentía de estar ayudando ,además sabía que se vería recompensado, estaba seguro de que con más días en su baja (básicamente los que no había podido tener) y además con una suma de dinero, cosa que le venía bastante bien en estos momentos ¿Alguien había pensado alguna vez lo caros que eran los pañales? YoonGi estaba alucinando realmente.

Sintiéndose cansado, pero emocionado por haber llegado, colocó la clave de seguridad para abrir la puerta con cuidado, no sabía si alguno de sus dos angelitos se encontraba dormido. Iba avanzando por el pasillo, llenando sus pulmones con ese aroma que delataba el bienestar tanto de JiMin como del cachorrito.

La luz de la sala se encontraba encendida; ajustada en una intensidad suave para que fuera relajante, por lo que el alfa se acercó allí directamente. La sonrisita se le dibujó automáticamente a la par que se quitaba la chaqueta, dejándola en el respaldo del sofá. -- Pero mira a quien hemos pillado comiendo... -- Murmuró, riendo ligeramente cuando los dos ojitos grandes y brillantes que parecían del mismísimo bambie se clavaron en él.

-- Bienvenido a casa, mi amor; llegaste en el momento de su cena. -- Dijo el rubio, sonriéndole de esa manera en la que sus ojitos se hacían más pequeños por culpa de sus mejillas abultadas.

El omega vestía unos pantalones cortos que llegaban apenas un poco más arriba de sus rodillas, estos siendo una tela cómoda y que iban a conjunto con el poleron que portaba pero que tenía alzado en estos instantes, ambos color azul pastel. Eran prendas que originalmente pertenecían al mayor, pero en estos días que estaba saliendo a trabajar, Park se hacía dueño de su armario para sentirse rodeado de su aroma.

El que había en el propio hogar no parecía ser suficiente.

JiMin estaba sentado con sus piernas en estilo indio, con el cachorrito en brazos mientras este amamantaba pareciendo realmente a gusto. Una de sus manos estaba sobre la piel del pecho de su padre omega, tocando esta distraído mientras succionaba y miraba a su otro papá. -- JungKookie~ -- Llamó el albino mientras que se sentaba al lado de ambos, con cuidado de no hacer algún movimiento brusco.

-- Hemos tenido suerte, hyung. Kookie es un bebé muy tranquilo... hoy pude hacer unas cuantas cositas en casa y él apenas reclamó. Es un cachorrito tan bueno. -- Contaba el más joven, mirando con plena adoración a ese bollito adorable que tenía entre sus brazos.

-- Parece mentira, todo el miedo que nos metieron nuestras familias sobre el poco descanso para nada, porque nuestro niño es un angelito. -- Ambos hablaban en voz baja a pesar de que el pequeño se encontraba despierto, era su momento de la comida, debía de ser uno lleno de paz y seguridad; uno donde el lazo entre el omega y el cachorro se fortalecía.

Pequeño bollito || Yoonmin omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora