Epílogo

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Los padres de JiMIn siempre le habían dicho que todo se podía controlar; absolutamente todo estaba en nuestras manos, menos el tiempo. Y cuanto más mayor se hacía el omega, más entendía aquello que solían repetirle en su adolescencia. Los años pasaban una velocidad casi desorbitante, no sabía cómo; ni en qué momento todo avanzaba de esta manera.

Su niño, su pequeño JungKook ya no era ese bebé que lloraba por las noches para que le dejaran dormir en la cama, ya no se acurrucaba en sus brazos en busca del amor delante de los demás, porque se sentía avergonzado, cada vez se ponía más alerta ante diferentes estímulos... pero aún así seguía siendo un chiquillo de apenas once.

¡De todas maneras para Park su niño había crecido demasiado en muy poquito!

Pero, por otro lado como buena noticia, aún podía sentir todas aquellas cosas que los bebés te hacían vivir. Tenía otro cachorrito de 5 añitos, que sí que le buscaba para hallar protección y además era muy, muy, muy apegado a cualquiera de sus dos papás. Así que su lobo estaba entretenido con el cachorrito como para llorar demasiado por el crecimiento de su hijo mayor; aunque de vez en cuando se sentía nostálgico por esto.

-- ¿Podemos irnos ya? -- Inquirió JungKook, totalmente desesperado por salir de casa. Si bien el pelinegro era alguien bastante paciente, en un día cómo hoy se le estaba haciendo complicado. Algo le decía que no iban a poder salir de casa tan rápido como le gustaría.

Su hermano menor correteaba por toda la sala en su ropa interior decorada de estrellitas, con su padre alfa detrás. Vale, tenía prisa por irse, pero desde luego la escena le hacía sonreír. -- ¡Ayuda, Koo! ¡Ayuda! -- Gritaba el cachorrito mientras daba círculos al sofá, sintiendo que iba a ser atrapado por el albino y por eso, acabó por meterse abajo de la mesa baja que había frente al sofá.

-- ¡Pero Sunoo! -- Lloriqueó el alfa, sentándose al lado de su hijo mayor totalmente derrotado. -- Es solo un jersey, cariño tienes que ponerte guapo para el día de hoy. -- Intentó explicar, echando su cabeza hacia detrás para dejarla apoyada sobre el respaldo del mullido mueble.

-- Es culpa de papi, tiene al mocoso demasiado mimado. -- Fue lo que dijo JungKook mientras se agachaba para mirar debajo de la mesa, viendo como el pequeño se encontraba encogido con su rostro arrugado; no le gustaba cuando le decían que era un niño mimado... aunque lo fuera (bastante ante los ojos de JungKook). -- Oye tú, TaeHyungie me está esperando, tengo prisa ¿Puedes vestirte? --

-- ¡Quiero mi polera de Paw patrol! -- Exclamó, sacando apenas un poquito su cabecita para poder mirar a su padre alfa; según la mirada que tuviera este sabría si su cometido estaba saliendo bien o estaba fallando.

Estaba seguro de que iba a terminar cediendo, iba a ganar esta batalla contra la ropa incómoda y fea, estaba seguro. Él siempre acababa teniendo lo que quería.

-- Sal, lobito albino, vamos a por ese maldito polerón. -- Totalmente derrotado, YoonGi asintió. Fue entonces cuando vio como su pequeño hijo salía con prisa de debajo del mueble, correteando a toda prisa hacia su habitación. -- Gracias por la ayuda, Gguk. -- Dijo, desordenando con suavidad los cabellos de nombrado antes de perseguir de nuevo a Sunoo.

Ya toda su familia estaba en marcha para poder salir lo antes posible, solo faltaba una personita... alguien bastante importante en realidad. -- Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí~ -- Exclamó JiMin mientras cerraba la puerta de la entrada. Acababa de llegar del trabajo, aún vistiendo la bata blanca del uniforme de la clínica veterinaria.

-- Papi, si no te das prisa os prometo que me iré en bus. -- Sentenció mirando al omega con ojitos entrecerrados, había sido el mismo omega quien le había prometido que saldrían super temprano de casa, pero era el último que llegaba.

Pequeño bollito || Yoonmin omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora