veinticinco

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JiMin estaba en casa de los hermanos Kim, sus dos más mejores amigos. Era la primera vez que se sentía tan agobiado respecto a trabajos y exámenes de la universidad, no sabía por qué pero estos días en serio tenía los sentimientos todos revueltos, era una montaña rusa de emociones que lo estaban desgastando. 

El omega era un librito abierto para todos los que le conocían, era imposible que el rubio guardase sus sentimientos para si mismo, simplemente era demasiado expresivo, siquiera podía intentarlo. Además, sus padres le enseñaron que reprimirse a si mismo era muy negativo, solo hacía que la angustia creciese. 

Había que aceptar todas tus facetas y momentos, si estabas feliz, nostálgico, eufórico o triste.

NamJoon tras haber estado unos días viendo como el pequeño no paraba de lloriquear, refunfuñar y maldecir a todo lo que no entendía, decidió ofrecerse como tutor de estudios. Después de todo le entendía, él también lo pasó un poco difícil el segundo año de carrera, pero por suerte tuvo a su hermano mayor SeokJin, quien iba más adelantado que él en la misma. 

Así que, si su familiar le había ayudado ¿Por qué no hacer él lo mismo con su mejor amigo de rostro adorable? 

-- NamJoonie, muchísimas gracias por ayudarme, de verdad, no sabes el favor que me estás haciendo. -- Dijo el más bajo, moviendo el bolígrafo entre sus dedos sin siquiera de ser consciente, puros nervios lo manejaban. 

Ambos se encontraban en la habitación del peliazul, quien le posó una de sus manos sobre la suya pequeñita, con intención de que se estuviera quieto y relajase. Estaban sentados en el suelo, usando la mesita baja que Nam tenía en el centro. -- No es nada, bolita de arroz. Puedo seguir explicándote todo lo que necesites, pero necesito que tu cabecita esté en paz ¿Necesitas hablar de algo? ¿Hay algo más aparte de la universidad que te tenga así? -- 

-- No, claro que no, hyung. Mamá y papá están bien, todo con YoonGi va perfectamente; incluso ahora que terminó sus estudios tiene un poco de más de tiempo para mi. Está todo bien, es solo el agobio de poder ser la primera vez que suspenda... que me sienta decepcionado de mi mismo y mis padres también. -- Murmuró suave, dejando el bolígrafo encima de la mesa para intentar efectivamente tomarse las cosas con más calma. 

-- Si entonces solo pasa eso, vamos a darlo todo los dos para solucionarlo, no te preocupes ¿Vale? -- Nam le sonrió dejándole ver sus preciosos hoyuelos, estirando su brazo para ahora dejar un suave apretón en el hombro contrario. -- No pasa nada, JiMinie, nadie se sentirá decepcionado y estoy seguro de que no suspenderás. --

Las dulces palabras le hicieron sonreír por primera vez en el día. Estar con un alfa como NamJoon le hacía sentir muy tranquilo, siempre le había dado toda la paz que necesitaba en una amistad. Su más mejor amigo y confidente sin lugar a dudas. -- Gracias, Namie, te quiero. -- 

-- Te quiero más. Ahora atento, bolita de arroz;  cuando alguien es cambia formas se sabrá desde cachorro ya que no son capaces de controlar a su lobo por la inexperiencia. Esto hará que tengas que tratar diferente tipos de infantes, quiero decir, no todos los niños se comportan igual y... ¿JiMin? ¿Eso que acaba de rugir era tu estómago? -- Ante el gracioso ruido el moreno tuvo que parar la explicación para reír. 

-- ¡P-perdón, te estaba escuchando, te lo aseguro, hyung! -- Se disculpó sintiéndose avergonzado por aquello, pero acabando por contagiarse con su carcajada. -- Últimamente no estoy comiendo demasiado bien, solo me apetecen comer los dulces de YoonGi-ah... y eso también me irrita en realidad, siempre he sido alguien de buen comer, ahora de repente solo quiero esas cosas dulces que mi novio prepara... -- 

Pequeño bollito || Yoonmin omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora