uno

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Yang Youngmi y Min Chanseok llevaban ya tres años de casados cuando decidieron tener su segundo hijo, Min Yoongi. Apenas hacía tres años que habían tenido a su primer cachorro, y gracias a las insistencias de ChanSeok, había conseguido que su preciosa mujer también quisiera un segundo bebé en el hogar. 

La omega sabía que quería más de un hijo, lo que siempre pensó es que tardaría un poco más de dos años en tener al siguiente, el pequeño Euijin solo tenía tres años y dos meses. Sin embargo el alfa siempre le contaba lo mal que lo había pasado al ser el menor de su casa, se llevaba como mínimo once años con uno de sus hermanos, con el otro eran catorce. 

Había vivido viendo como sus dos hermanos eran muy unidos, y él la mayoría del tiempo era ignorado ¡por eso deseaba que sus hijos nunca tuvieran ese problema! Sus dos bebés se harían mucha compañía y se amarían el uno al otro. 

Así fue como al final ahora los Min era una familia construida por su padre alfa, ChanSeok; su madre omega, Youngmi; y dos chicos de ahora catorce y diecisiete años. 

-- ¡Papá, déjame, los voy a matar! -- Gritaba el mayor de los hermanos dispuesto a salir corriendo por la puerta de su hogar. 

Estaba siendo sujetado por su padre, quien lo tomaba de sus hombres. Él también tenía de dejar que su alfa fuera quien tomara riendas sobre el asunto, pero sabía que tenía que mantener la cordura. Hacía mucho tiempo que el mundo había dejado de moverse por instintos, ellos ya personas también. 

Aparte se considerable alguien bastante calmado y resolutivo, solucionar los problemas de forma correcta era su especialidad. 

-- Euijin, pequeño alfa, relájate, tu hermano está bien. -- Le decía su padre sintiendo como el cuerpo de su hijo mayor temblaba, cada vez haciendo menos resistencia. 

A sus quince años, como era lo más usual, el chico había pasado su primer celo. Tras eso y un examen para asegurarse, Min Euijin había sido reconocido como un alfa. Claro, apenas había pasado poco más de dos años de esto, por lo que aún era un lobo inquieto, debía de aprender a manejar a su animal; y su padre le comprendía a la perfección, por eso es que la paciencia no le faltaba. 

Un suspiró se escapó de los labios del joven, cuanto odiaba a todo el mundo últimamente ¿¡Cómo se atrevían siquiera a ponerle un dedo encima a su querido hermano?! -- Papá, quiero que dejen de molestarle, Yoongi no merece eso. --

-- Lo sé, cariño. Por eso iremos al instituto y creeme que mamá va a ser la primera que va a sacar uñas y dientes por él, no creo que me deje hablar ni a mi, seguro que no se quedará paciente. Ahora que estás más calmado y mamá está ayudando a tu hermano ¿Qué pasó esta vez? -- Inquirió el hombre soltando al chico. 

El joven alfa frunció sus labios, metiendo sus manos por dentro de los bolsillos de su hoodie. -- No lo sé demasiado bien, para cuando llegué simplemente Yoonyoon ya estaba en el suelo abrazando su mochila. Pero supongo que es por lo mismo de siempre. -- 

Lo mismo de siempre.

Yoongi era alguien muy especial, un cachorro de cabellos albinos y de piel pálida. Sus ojitos parecían los de un felino, dos bolitas negras y brillantes. Y si pensábais que era especial por eso, pues no, os equivocáis. 

Él era especial porque presentaba una madurez y personalidad desacorde a su edad. Tenía catorce años, pero ni por asomo podría encajar con las personas de sus edad. A Yoongi no le gustaba salir a jugar, a él le gustaba quedarse en casa con su padre aprendiendo a cocinar. Le gustaba ir a hospitales y trabajar como voluntariado, adoraba luego ir a esas casa de acogida donde podía leer cuentos a cachorros que esperaban tener una familia. 

Pequeño bollito || Yoonmin omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora