❂ capítulo trece ❂

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N/a: dos cosas, uno- las que se quedaron sin dedicación, no se preocupen, lo tendrán en el siguiente. dos- el anillo de la foto es un ejemplo.





ZEERAH





Uno y cien recuerdos brillaron en su cabeza al mismo tiempo.

Todos la atacaron a través de refulgentes estallidos de luz y se fueron tan rápido como llegaron, pero aún así los había reconocido todos.

Un ritual bajo la luz de la luna llena, un jardín lleno de túnicas negras.

La pintura, dorada y brillante cayendo en gotas brillantes de la mano de una bruja.

La sensación del líquido espeso sobre su piel, frío y un tanto pegajoso, sobre el puente de su nariz.

La voz de una de ellas, de pie ante todas, evocando el antiguo poder que alguna vez había hecho eco sobre su tierra, que alguna vez había sido tan glorioso, rogando ante los viejos dioses por una señal.

Sus ojos se habían vuelto completamente blancos cuando empezó a andar entre ellas, el roce de las capas era el único sonido en el jardín, la punzante mirada de Arwan sobre la tarima, admirando a todas sus brujas, ansiosa.

La forma en la que todas habían retenido la respiración cuando la Sorti se detuvo ante la menuda figura de Mel... y pasó de largo.

Fue ahí cuando todos sus recuerdos comenzaron a pasar más rápido, como cada uno de ellos se tornó borroso, pero Zeerah recordaba muy bien aquella noche como para poder olvidarla.

Sintió el mismo miedo, la ansiedad y la confusión que la había rodeado esa noche, apresándola. Recordó la mirada de todas, el dolor en su rostro, siendo marcado para siempre, el ardor que sintió sobre el puente de su nariz y en la cicatriz que le quedaría de por vida.

La última imagen que vio, fue la del brillante sol siendo opacado por la luna y de pronto, todo se volvió negro.

Zeerah despertó de repente con la respiración agitada y las manos fuertemente apretadas en puños. Una gota de sudor le cayó desde la sien.

Pero no estaba rodeada de oscuridad.

Escuchaba el lejano murmullo de los pájaros en los árboles y el crujir de las hojas revueltas por el viento; Entre las ramas, la clara luz plateada de la mañana se colaba deliberadamente hasta su refugio, avisándole que un nuevo día había llegado. Cerró los ojos mientras intentaba regularizar su respiración.

Drakhan NeéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora