❂ capítulo cuarenta y tres ❂

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n/a: pongan mucha atención a como está redactado este capítulo. Son varios sucesos en un lapso indefinido de años, resumidos a través de visiones. Pero todo es en orden cronológico. Checar la nota al final del capítulo. Pero solo después de leer el capítulo, por favor. :)





DAERYS






Daerys pasó veinte minutos pensando en todas las maneras en las que podía odiar a Sander.

Después de eso, la ira que sentía fue apagándose poco a poco como una fogata que se consume, las cenizas acarreadas por la brisa del viento. Claro, todavía había inconformidad en su pecho, pero mientras más le daba vueltas al tema, más descubría porqué Sander había optado por mantener su compromiso en secreto y hacerlo a su manera.

Aun así... Él tenía que aprender a no ocultarle nada, sobre todo si estaba convencido de que quería pasar el resto de su vida junto a Daerys.

Pero haberlo tenido todo planeado... El príncipe suspiro y luchó contra la onda de felicidad que lo recorrió entero. Casi sonrío, pero parecería un tonto caminando con esa expresión. Sobre todo, ahora que las brujas estaban de nuevo en cada parte a la que se dirigiera.

Era medio día, tal vez más tarde, y el príncipe reconoció la comitiva de limpieza que iba y venía del gran salón. Después de una celebración como la del día anterior, podría decirse que estarían ocupadas todo el día. Él tan solo saludó con una inclinación de su cabeza a todas aquellas que le regresaban la mirada o le sonreían tímidamente. Se preguntó en dónde estaría Arwan y si esa noche por fin se reunirían para afrontarse a las consecuencias de ese viaje.

También se preguntó cuando estarían regresando a casa. Extrañaba a su familia tanto que, empezó a sentir un piquete en el pecho ante el recuerdo de sus padres o de su hermana. Quería volver a su hogar, pero, sobre todas las cosas, quería hacerlo sosteniendo la mano de Lysander.

Supuso que ya era tiempo de volver y quitarlo de sufrir. Había necesitado esos minutos a solas para procesar la familiar ira que sentía hacia el alfa, que en algún momento creyó infinita. Sabía que aún tenían cosas que establecer y aclarar antes, pero, la sensación en su cuerpo, esa... libertad que sentía ahora al caminar, como si la seguridad en sus movimientos hubiera aumentado, tan solo lo hacían ansiar por regresar a su habitación y besar a Sander de nuevo.

Sus pies ya lo estaban guiando de vuelta a donde pertenecía, cuando, de un paso hacia delante, ya no estaba en el presente.

El entorno a su alrededor se tornó opaco. El día que había sido soleado y cálido, de pronto estaba nublado. Daerys notó la diferencia, no solo por el cambio de clima, sino porque la imagen ante él también cambió.

Los pasillos estaban inmaculados; el suelo y las paredes parecían haber sido reparados, ya no había más grietas, ni manchas de humedad en el techo. Incluso, en las paredes había colgados marcos con diferentes imágenes. Desde paisajes, hasta retratos. Daerys no reconoció ninguna de las mujeres en ellos, pero tampoco se retuvo bastante a pensarlo.

Dio un paso al frente, el eco de sus botas resonando por toda la estancia, iluminada por unas antorchas. Ahora estaba completamente solo, el sonido del ajetreo y de las brujas, extinto. Se giró hacia atrás, nada. Pero, todo parecía estar cubierto en una capa opaca, que retenía los colores de mostrarse como eran realmente, y la luz parecía difusa, como si el fuego fuera humo.

Era una visión, claramente, aunque él no había tenido intenciones de usar su poder en ese momento.

Aun así, se sintió curioso de un momento a otro. La idea de volver ante Sander se pausó por un momento, desde pequeño había aprendido a confiar en su poder, en la conexión que este tenía con el destino y la voluntad del Dios que se lo había otorgado, así como lo hizo con su Padre antes que él. Por eso, decidió averiguar qué podría descubrir, siguiendo su camino por el mismo pasillo que había estado recorriendo, solo que esta vez, muchos años atrás.

Drakhan NeéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora