31- Encuentros desagradables

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Paul tuvo que recordarnos a los 4 que aún estábamos en el aeropuerto y que el resto nos esperaba en el hotel. La sala se convirtió en un sinfín de carcajadas que poco duraron. Nos tocaba separarnos para salir de allí. Ya ni recordaba que si alguien veía a alguno de los chicos, gritaban y saltaban sobre ellos. Harry no se despegaba de mí y tuve que convencerle para que se marchara.

Al fin y al cabo, pocos minutos después estaríamos con ellos en el coche. Tras uno de sus besos, le dije adiós desde la puerta de aquella fría sala. Aún así, estaba radiante de felicidad. Confesarle lo que sentía por él había sido una liberación para mí. No podía estar más feliz. Poco después volvíamos a estar con ellos en el coche que nos llevaba al hotel.

Al llegar allí, salimos todos juntos del garaje por petición de los chicos. No les apetecía escuchar gritos de nuevo y las fans que esperaban en la puerta ya se habían hecho fotos anteriormente, por lo que no les sabía tan mal no parar. Subimos a la última planta donde nos esperaban todos, incluida Sophia, Ele y Belén.

En seguida vinieron todos a abrazarnos como si hiciera miles de días que no nos veían. Eran todos adorables. Me sentía tan dichosa de tener en mi vida a personas tan increíbles. Y todo era perfecto. Estaba en Nueva York, destino al que siempre había querido ir y que gracias a ellos había tenido la oportunidad de visitar. Mis amigas estaban junto a mí. Mi grupo de música favorita era como de mi familia y mi novio, al que adoraba con todo mi ser, era Harry. No hacía falta ni describirlo de ninguna manera, su solo nombre abarca todos y cada uno de los adjetivos buenos que puedan existir.

Esa misma noche fue inolvidable. Aún a día de hoy me quedo sin palabras observando como mi cuerpo reacciona al contacto del suyo. El sexo con Harry siempre ha sido alucinante pero eso no era lo que echaba más de menos. Lo que más echaba de menos era observarlo mientras dormía abrazada a su cuerpo. Parecía un ángel caído del cielo. Mi ángel. Lo más bonito que jamás me haya pasado en la vida.

Conciertos, salidas furtivas, carícias, besos, abrazos, momentos. Todos y cada uno de los días que pasamos en Nueva York fueron completamente increíbles. Sentada en el avión privado de los chicos, esperándolos, repasaba uno a uno los segundos que había pasado en aquella maravillosa ciudad. Pero no podía evitar estar emocionada, a la par que asustada, de viajar a Los Ángeles.

Me hacía muchísima ilusión visitar esa ciudad que tanto gustaba a Harry. Sobretodo porqué nos íbamos a hospedar en su propia casa y no en un hotel. Aún así, no dejaba de pensar en las muchísimas indeseables que podía cruzarme allí y lo mucho que iba a tener que controlarme para no saltar encima y arrancarles uno a uno los pelos de sus cabezas teñidas.

En cuanto pisé su casa supe porqué le encantaba refugiarse allí. Era increíble. La piscina que ocupaa todo el jardín, las magníficas vistas que tenía, la temperatura de la ciudad. Todo invitaba a quedarse allí durante días y días. Mi imaginación volaba y recreaba situaciones y momentos perfectos en aquel escenario.

        - ¿Te gusta? -dijo Harry rodeando mi cintura con sus brazos

        - Me encanta, Harry. Es perfecta

Y lo mejor de todo es que todo era para nosotros y podríamos disfrutar de ello durante todo el día porqué tenía el día libre. Llegada la noche quiso salir a cenar y tomar algo con Josh, Belén, Niall y Estela para vivir la vida nocturna de Los Ángeles. En el transcurso de la cena, algunas fans los reconocieron y se hicieron fotos. Escuchamos como les pedían que no publicaran las fotografías hasta horas más tarde para que no se supiera donde estaban.

Os preguntaréis qué dirían las fans de las chicas que los acompañaban. No mencionaron nada. Es más, aunque lo hubieran hecho, no había motivo de preocupación ya que habíamos sido muy precavidos en cuanto a las muestras de cariño se refiere. Entrada la madrugada nos llevaron a una discoteca que conocían y que les encantaba. Les emocionaba poder salir con nosotras de fiesta, como personas normales, a pesar de tener que usar la zona VIP.

El concierto que cambió mi vida [Harry Styles y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora