10- El día después

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El ruído de los gritos me despertó. Abrí los ojos y recordé donde estaba. Al sentir los brazos de Harry rodeando mi cuerpo, su cuerpo pegado al mío y sus pequeños suspiros, sonreí como una idiota. Había olvidado lo que era dormir con alguien y, sin duda, yo lo había hecho con el mejor. Igual que había olvidado que en la calle un séquito de fans gritaban por ellos y habían conseguido despertarme.

Tan solo había dormido 3 horas y no podía seguir durmiendo. Me moví un poco y conseguí que Harry se abrazara a la almohada para poder ir al baño. Estaba precioso durmiendo. Parecía un ángel caído del cielo. Pero mi cabeza ya estaba comenzando a pensar más de la cuenta y a desear que no fuera muy dura la despedida. Para eso, decidí ducharme y vestirme lo más rápido posible, así evitaría tener que hablar con Harry de algo que sabía como iba a acabar.

Enrollé la toalla alrededor de mi cuerpo y me miré al espejo. Odiaba sentirme tan mal por pensar en lo que podría pasar y no disfrutar de lo que había pasado. Salí con cuidado a la habitación y me acerqué, poco a poco, a recoger mi ropa, la cual estaba desperdigada por el suelo de la habitación. Ni si quiera me fijé en si Harry aún dormía, tenía demasiada prisa como para parar a observarlo, por mucho que lo deseara.

Dejé con cuidado mi ropa en el sillón de la habitación y, casi sin esperármelo, mi piel se erizó y al segundo comprendí porqué. Harry me rodeó la cintura, abrazándome por detrás y me susurró al oído:

        - Buenos días, preciosa!

Mi sonrisa de idiota salió al instante. Era increíble como estando sin él, mi cabeza no paraba de dar vueltas y preocuparse pero tenerlo conmigo me hacía olvidarme de todo.

        - Buenos días! -le dije con la mejor de las sonrisas

        - Mataría por despertar así mil veces

¿Cómo era capaz de hacerme sentir tan fuerte y vulnerable a la vez? Yo sólo pude reír. Él dejó un beso en mi cuello, otro en mi hombro y susurrándome al oído, me dijo:

        - Voy a ducharme y en seguida salgo

        - Vale -estaba dudando pero creí que merecía saber que me iba a marchar de allí- yo me acabo de vestir y me marcho, vale?

Casi al instante, con toda su fuerza, me giró para que pudiera mirarlo a la cara. No! Eso lo único que haría sería hacerme sentir peor. Pero debía ser fuerte, por mí.

        - ¿Qué? ¿Por qué? -puso su mano alrededor de mi cuello y se acercó un poco más- No quiero que te vayas

        - Es tarde y no quiero ser un estorbo. Además hoy es vuestro último día en Barcelona y seguro que tenéis que hacer miles de cosas

        - Mírame -en ningún momento había podido mirarlo a la cara porqué sabía el poder que su mirada tenía sobre mí. Lo miré- No eres ningún estorbo y sí, hoy es nuestro último día aquí y, por eso, no te puedes marchar. Quiero que pases el día conmigo, con nosotros. Por favor, ____ (TN)

¿Cómo iba a negarme? Sus ojos no se habían apartado de los míos y yo sentía que en cualquier momento me iba a desplomar en sus brazos. Quizás la conversación que tanto había intentado evitar, estaba ocurriendo sin esperarlo.

        - No sé, Harry. No quiero que te veas obligado a pasar el día conmigo y con el resto, porqué Estela y Belén estén aquí, de veras. Lo que pasó ayer fue...

        - Lo que pasó ayer fue increíble -dijo interrumpiéndome y cogiéndome de la barbilla para que volviera a mirarlo a los ojos- Y no me siento obligado a nada. Quiero, de verdad, que te quedes aquí. Te lo suplico, por favor.

El concierto que cambió mi vida [Harry Styles y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora