16- Confesiones secretas entre sueños

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Acurrucada en sus brazos. Así me dormí y no me imaginaba una mejor forma de hacerlo. Por alguna extraña razón, que aún hoy intento recordar, desperté media hora antes de que sonara el despertador. Ese ritmo frenético me iba a dejar k.o. Desde que conocí a Harry, sólo dormía 4 horas como mucho y era realmente agotador. Nos acostábamos tarde por estar charlando en la sala VIP y nos despertábamos temprano por sus compromisos. Nuestras ojeras llegarían al suelo a ese paso. Aún así, verlo abrazado a mí como un koala, escuchar su respiración y mirar su carita de ángel, merecía tanto la pena, que me daba igual pasarme toda la vida durmiendo solo 4 horas si cada mañana despertaba a su lado.

Supongo que el motivo de mi despertar era la preocupación que sentía por nuestro viaje a Portugal. Todo se juntaba en mi cabeza. Era consciente que ir a Portugal implicaba que tan solo quedaban 3 días para disfrutar de los chicos, para disfrutar de Harry y para mortificarme por haber dejado que eso pasara. Pero no había marcha atrás y pensaba exprimir cada segundo del día hasta el último. Además me aterraba que las fans nos vieran. Después del incidente dos días atrás, en cuanto oía gritos cerca de mí, entraba en estado de alerta.

Todo eso eran minucias teniendo en cuenta a quién tenía delante. Mi sonrisa de idiota aparecía cada vez que suspiraba o hacía algún ruído con la garganta mientras dormía. No me cansaba de mirarlo. Dicen que la perfección no existe pero yo la tenía delante mío y abrazada a mí. Era perfecto. Cada milímetro de su piel lo era. La vibración del móvil me sacó de mis pensamientos. Por suerte, él ni se inmutó. Alargué el brazo hasta la mesilla de noche sin casi moverme para no despertarlo. El reloj marcaba las 6.40 y aún quedaban 20 minutos para el despertador. Así que sin mirar toqué por encima hasta alcanzar el móvil.

En qué momento decidí hacerlo a tientas... Y eso es lo malo de tener el mismo teléfono que la mitad de la población. Coges el que no es tuyo y luego te encuentras cosas que te preocupan más de la cuenta. Miré la pantalla para ver quién era, pensando que sería mi madre o, bien, alguna de las chicas nerviosa por no saber qué ponerse o preocupada por como ir hasta Portugal, igual que yo. Pero no. Me había equivocado. Ese no era mi teléfono, era el de Harry.

Lo supe en cuanto ví los mensajes que inundaban la pantalla. Tenía varios whatsapps de Nadine. Sí, la dichosa modelo con la que se especuló unos meses antes que mantenía una relación. La que me había dado dolores de cabeza todo el invierno. La que había hecho de todo para intentar que todo el mundo se enterara que era "amiga" de Harry.

        "Harry, cariño, tenemos que hablar"

¿Cariño? ¿Qué cojones? Las palabras que había leído se repetían una y otra vez en mi cabeza. Y él tan tranquilo durmiendo. Pero no podía culparle. No éramos nada. Bueno sí... un entretenimiento para los días aburridos de tour. Ya se me pasaban miles de cosas por la cabeza. Pero volvió a vibrar el teléfono. Y sé que está mal, pero no pude evitar mirarlo. Si tenía que sufrir, mejor hacerlo de golpe.

        "Joder, Harry, llevamos días sin hablar. Sé donde te metes gracias a twitter pero creo que tenemos que hablar, ya. No puedes seguir ignorándome toda la vida. No después de todo"

¿Después de todo? ¿Después de qué? ¿Ignorándola? ¿Qué narices había pasado entre esos dos? Me dolía la cabeza. Quería matarlo, pero no podía. Quería matarla a ella, pero tampoco podía. ¿Qué culpa tenía esa chica si tan siquiera sabría que estaba con alguien? Bueno.. tal vez no necesitara saberlo. No quería saber más. Dejé con cuidado el teléfono en la mesilla. Necesitaba una ducha. Necesitaba refrescar las ideas.

¿Por qué me afectaba tanto si sabía que lo mío con Harry tenía fecha de caducidad? Supongo que una parte de mí albergaba algún tipo de esperanza de que esa fecha fuera prorrogable. Pero, al parecer, se equivocaba. Como siempre pasaba cuando se trataba de mi vida amorosa. Intenté moverme despacio para no despertarlo. Gruñó un poco y conseguí que se abrazara a mi almohada antes de que se despertara. Era instintivo, gruñir y buscar mi cuerpo para abrazarse. Ni yo misma sabía como había tenido tan buenos reflejos.

El concierto que cambió mi vida [Harry Styles y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora