36- Decisiones, planes y visitas

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"La necesitaba tanto. La había necesitado tanto. Y era cierto lo que le dije. Habían sido las dos semanas más largas de mi vida. Era como no poder respirar y sabía que nos habíamos separado muy poco tiempo pero me había acostumbrado tanto a tenerla a mi lado las 24 horas del día, que era como haber tenido mi cuerpo en un sitio y mi corazón en otro a miles de kilómetros. Sus besos eran mi adicción. Mis besos eran su adicción. Y como toda adicción queríamos más y más. Tiré la rosa al suelo y me deshice de su camiseta tirándola por donde fuera. Pensé que quizás mis ganas de tenerla entre mis brazos era exagerada pero ella parecía necesitarme tanto como yo. En milésimas de segundo ambos estábamos desnudos en la cama, acariciando cada uno de los recovecos de nuestra piel.

Me sabía de memoria cada una de sus pecas, cada uno de sus lunares y sus marcas en la piel pero jamás me cansaré de intentar descubrir algo nuevo. Ella consigue erizarme la piel como nunca nadie lo ha hecho. Aún hoy me sorprendo de la forma en que mi cuerpo reacciona a su contacto, a su mirada, a sus carícias.

Necesitaba hacerla mía como había imaginado noche tras noche de esas dos largas semanas. No podía esperar más y ella tampoco. Y poco a poco me deslicé en su interior. La sensación fue tan alucinante que ni tan siquiera me había dado cuenta de la locura que estaba cometiendo. Mis ganas me habían cegado y mi sentido común se había quedado junto a mi razón en la ropa esparcida por el suelo. Lo había hecho sin protección y paré al instante. Me bloqueé."

- H..h..harry ¿qué pasa? ¿va todo bien? -dije intentando recuperar el poco aliento que tenía

- Soy idiota, no me he puesto el condón -podía ver la ansiedad en sus ojos pero no pude evitar sonreír sintiéndolo aún dentro de mí

Acaricié su cara sonriendo. Sabía que le desconcertaba pero lo necesitaba y yo estaba tomando la píldora y ni tan siquiera había caído en decírselo. Casi al instante ambos aceleramos nuestro ritmo. Sin duda, sentirlo tanto era lo más increíble que jamás me hubiera pasado.

Minutos más tarde ambos dormimos plácidamente abrazados como había deseado desde días atrás. Había echado tanto de menos sentir su olor por la noche que hoy por hoy creo que no podría dormir si no lo tuviera. Una vez nos duchamos y nos vestimos, se empeñó en llevarme a cenar. Quería hacer cosas normales a pesar de saber que la puerta estaba plagada de periodistas esperando la foto exclusiva que les diera el reconocimiento necesario en su trabajo.

Porque no podía olvidar que aquellos paparazzis, a veces tan crueles y dañinos, lo único que hacían era llevar a cabo su trabajo y ganarse el pan como todos los demás.

- Vamos, ____ (TN), quiero salir contigo de estas cuatro paredes y hacer cosas normales -decía saltando y haciendo pucheros como un bebé. Mi bebé

- ¿Por qué? No quiero que nos molesten... -intenté seducirlo. Quizás la idea de quedarnos en aquellas cuatro paredes le parecería más atractiva que la suya.

- Sé lo que estás intentando hacer, señorita -consiguió arrancarme una sonrisa traviesa al ver su sonrisa de medio lado- y aunque me encantaría quedarme aquí contigo toda la vida, quiero demostrar al mundo lo mucho que te quiero

¿Y cómo decir que no a eso? Me convenció. Tenía mucho miedo pero sabía que a su lado no tenía nada que temer. En cuanto pisamos el portal de casa, los flashes nos cegaban pero sentir sus dedos entrelazados a los míos apretando con fuerza antes de entrar al coche que nos llevaría a una velada increíble, me hacía sentir la mujer más afortunada del planeta.

Y no sabéis lo mucho que me costó el lunes despedirme de Harry para ir a trabajar. Al fin y al cabo tenía que seguir con mi rutina diaria aunque hubiera preferido quedarme con él acurrucada en la cama. Era como un angelito pero mi trabajo me reclamaba, así que lo dejé durmiendo cual bebé.

Aún así desde que mi relación con Harry se había hecho pública no me sentía cómoda en el trabajo. Sabía que ponía en peligro la intimidad de mis alumnos y de sus familias y eso era algo que no podía permitir. En el recreo divisé entre los balcones de las casas que rodeaban la escuela, varios paparazzis sacando fotografías y supe que la decisión que me rondaba la cabeza desde hacía días debía llevarse a cabo.

Quise hablar con mi jefa en su despacho. Más que mi jefa era una amiga y sabía que podía contar con ella. De hecho, me apoyó muchísimo durante las últimas semanas sin Harry.

- Aria, creo que la decisión está tomada. No sabes cuanto me duele pero no puedo permitir que mi vida personal interfiera en mi trabajo y lo está haciendo. Sé que estoy poniendo en peligro vuestra intimidad, la de los niños y la de sus familias y no quiero pasar por eso. Adoro esto y os adoro a vosotras pero no puedo renunciar a Harry y creo que esto es lo correcto. Os echaré de menos, mucho.

Y lo entendió a la perfección. Ninguna de mis compañeras quería que me fuera pero era lo mejor para todos. Lloré a mares al despedirme de mis alumnos, de sus padres y de las que habían formado parte de mi familia a lo largo de los años pero sabía que un futuro mejor estaba por venir y que mi meta en la vida estaría cerca. Y no, mi meta no era vivir de Harry si es lo que pensáis que sé que algunas lo harán. Mi gran meta era tener mi propio centro. Mi propia escuela y sabía que podría lograrlo.

Llegué a casa aún con los ojos empañados después de lograr evitar a los fotógrafos que esperaban por mí. En cuanto Harry me vió llegar supo que algo pasaba. No hizo falta nada más que una mirada para que me entendiera. Aún hoy me sorprende como nos llegamos a entender sin una sola palabra. Y me abrazó como tanto necesitaba.

- Todo va a salir bien, mi amor. Vas a lograr todo lo que te propongas -me dijo al oído mientras me acurrucaba en sus brazos sin tan siquiera haberle dicho nada.

Días después aterrizábamos en Londres para seguir con la promoción de su nuevo disco. A pesar del acoso de la prensa, adoraba que lo nuestro fuera público porque eso significaba dejar de escondernos. Me encantaba el hecho de saber que podía acompañarlo a entrevistas, photoshoots, actuaciones y mil eventos más. Pero sin duda lo que más me gustaba era que cada fan que le había pedido una foto o un autógrafo a Harry, había pedido expresamente que yo también saliera en la foto junto a ellos.

Me habían tratado todas tan bien que me daba absolutamente igual que medio mundo me odiara por ser la novia de Harry. Sabía que la otra mitad me apoyaba y me quería, pero sobretodo querían a Harry y su felicidad, que al parecer era yo.

 - Lo eras y lo sigues siendo, mi vida -y así consigue que el abrazo que minutos antes le estaba negando por cabezón, sea aún más grande de lo habitual. ¿Cómo no lo voy a querer cuando me dice estas cosas?

Y sí, estábamos en Londres por lo que en 0 coma Gemma estaba planeando mil cosas que hacer juntas y deseando reencontrarse conmigo. Al igual que Des le pedía a Harry que reserváramos un día para comer todos juntos. Lo que no me esperaba yo es que esa misma tarde tendríamos una visita sorpresa en casa: Anne...


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Y hasta aquí.... jabfbgawehiuzsndknzvbshgkaw

Ya era hora de que Anne hiciera acto de presencia, que después de 4 meses juntos ya era momento de conocer a la suegra.

Tenía ganas de meterla en la historia ^^

Espero que os haya gustado el cap de recompensa por haber tardado tanto. Y si todo va bien, a final de semana, el domingo, igual hay nuevo capítulo. Siento el bombardeo de caps pero estoy tan emocionada con la próxima novela que tengo pensada que quiero finalizar esta por todo lo alto ^^

Ya sabéis, id dejándome vuestras sugerencias que echo mucho de menos vuestros comentarios por aquí.

Un besooo enormeee floress!! Sois amorrr!!!  


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El concierto que cambió mi vida [Harry Styles y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora