Meliodas estaba nervioso.
Sí, Meliodas Demon se encontraba nervioso por pedirle a una chica que fuera su novia.
Es que cada cosa que hacía por o con Elizabeth era completamente nueva, emociones nuevas y en la mayoría situaciones que nunca antes había experimentado, tal y como esa. Él nunca había estado nervioso por pedirle a una chica que fuera su novia, normalmente era sumamente fácil para él. Sólo tenía que ir con una sonrisa encantadora, tomar su mano, decir palabras lindas y que definitivamente no sentía, y ya al final pedirle ser su novia, las chicas suspiraban y le decían que si de inmediato.
¿Por qué no podía hacer lo mismo con Elizabeth? Simplemente no podía, se sentiría un idiota (Más de lo que era) por hacer eso, no podía tratarla como una más. Así que la había citado en el parque, le llevaba rosas y una caja de fresas con chocolate, había preparado casi un testamento sobre lo que iba a decir, y le había comprado un collar para cuando dijera que si. Porque a pesar de que sabía que no debía, el estaba seguro de que diría que si.
La vio sentada en una banca con sus audífonos puestos, tomó aire y se acercó a ella. Camino hasta encontrarse frente a la peliplateada tapándola con su sombra.
—Oh, Meliodas, llegaste —Hablo primero ella con una sonrisa al notar su presencia, se quito los audífonos sin dejar de verlo mientras tomaba asiento.
—Perdón por la tardanza, espero que no estuvieras mucho tiempo acá —Comentó algo apenado. Sí, había llegado tarde, pero eso fue porque su amado hermano se había tomado la molestia de darle un sermón sobre no romper su corazón y etc, etc. Elizabeth pudo notar las fresas con chocolates y las rosas en sus manos, sus ojos inmediatamente brillaron, pero se mantuvo seria.
—No te preocupes, llevo a penas unos diez minutos —Mintió. La verdad era que llevaba una hora esperándolo y estaba a punto de rendirse e irse cuando él llegó, pero eso no se lo diría, no quería hacerlo sentir mal por ello—. Y, dime, ¿Para qué o qué me citaste aquí? —El rubio tomó aire le extendió las rosas, Elizabeth las tomó, algo desilusionada de que no le diera las fresas.
—Ellie, yo...
—¿Tú...?
—Yo... Iré al punto —Se paro de la banca y se arrodilló en el suelo, sorprendiendo a Elizabeth—, seré sincero. Te amo, pero eso ya lo sabes, ¿No? Digo, te lo repito a cada momento, todo el tiempo, era simplemente imposible que no te dieras cuenta de eso. Estoy enamorado de ti, completamente enamorado. No importa cuanto intente no puedo olvidarte así se fácil y mucho menos reemplazarte. No se que carajo hiciste conmigo, pero me cambiaste, ya no soy el mismo desde que finalmente era parte de mi vida por completo. Y se que te gustó, pero no se si me amas...
—Te amo...
—Bueno, ahora con esa información estoy más seguro de hacer lo que estoy a punto de hacer —Tomó aire—. Elizabeth, en este punto de mi vida me he dado cuenta de que no quiero volver a dejarte ir, quiero estar contigo siempre, quiero ser parte importante de tu vida, quiero que tu seas parte importante de mi vida. Lo que quiero decir es que ya no quiero ser más tu amigo, quiero ir más allá. Elizabeth Goddess, ¿Quieres ser mi novia?
—No.
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Att: La chica de las cartas [Temp.2] 💌 Melizabeth.
Fanfiction|Terminada.| Te van a destruir de la manera más bella, y ahí entenderás porque los huracanes tienen nombres de personas. «Querida Elizabeth; Me forcé a imaginar un mundo sin nosotros... Y lo vacío que sería ese mundo.» «Querido Meliodas; Si yo hici...