002: Contratiempo.

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—¿Ellie? ¿A donde vas? —Pregunto la mujer alta desde la cocina al ver como su hija caminaba de un lado a otro acomodándose y buscando cosas y haciendo desastres de un lado a otro. La joven peliplateada paro justo en la puerta, dejando ver lo linda que se veía.

—Sólo... A ver a un conocido —Dijo tranquila y metiendo la manos en sus bolsillos con la mirada en el suelo y mordiéndose ligeramente el labio. Su mamá sonrió, conocía perfectamente a su hija conocía cada uno de sus trucos.

—¿Saldrás con el rubio guapo del que tanto me hablas?

—Te prometo que volveré pronto —Ignoró la pregunta antes hecha pícaramente por su madre y siguió caminando para tomar su bolso. Ya estaba lista, lo tenía todo, lo único que sentía que le faltaba era el valor para ir a aquel lugar.

—No trates de evadir el tema, no te arreglas así de linda a menos que tenga que ver con él —Elizabeth no pudo estar más sonrojada y apenada como en ese momento, mientras su madre sólo reía y volvía a terminar su almuerzo—. Eres fácil de sonrojar cariño, si sigues así hasta él se dará cuenta de lo muy enamorada que sigues.

—N-no es gracioso —Contexto de brazos cruzados y volteando el rostro para evitar que su madre siguiera burlando, pues efectivamente parecía una manzana—. Me tengo que ir, ¿Segura de que estarás bien sola? —Cambio el tema al ver la hora en el reloj sobre la puerta.

—Cariño soy una mujer mayor es obvio que estaré bien —Ante esas palabras se acerco a su madre, le dio un abrazo y ella le dio un beso en la frente—. Te deseo lo mejor, que te vaya bien hija mía. Cuídate mucho y no llegues tan tarde.

—Esta bien mamá, cuídate, cualquier cosa me llamas, nos vemos.

Dicho eso se alejó de ella y salió de la cocina directo a la puerta principal. Aún iba nerviosa, pero a la vez algo emocionada. Tendría una cita con él, con el mismo chico al que le mandaba cartas ebria y vulgares pidiéndole que se la cogiera o que le permitiera hacerle sexo oral solo por que si (Eso no quitaba el hecho de que aun quisiera hacerlo), nunca se imagino llegar a tener una cita con él, era simplemente increíble.

Y fue cuando estuvo a punto de salir que se detuvo justo en la puerta al oír un golpe en seco detrás suyo.

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Llevaba casi dos horas esperando a su dulce peliplateada, pero no había ningún indicio de que fuera a llegar. ¿Y si había decidido no ir? Sería algo muy lógico, no es como que le agradará mucho a ella.

¿Y si, sí había decidido ir, pero tuvo un problema y no pudo? Preferiría eso, por muy mal que sonora lo prefería. Porque era mejor que haya querido a que lo hubiese dejado plantado por voluntad propia, y sin embargo Meliodas aún tenía esperanzas de que llegara a último momento y por eso la esperaría.

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—¿No deberías estar en tu cita?

—¿Y dejarte sola? Antes muerta.

Att: La chica de las cartas [Temp.2] 💌 Melizabeth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora