DULCE REBELDÍA (COMPLETA)

PRÓLOGO

“Tú eres esa lección que me resisto a aprender”

Lo mágico…, lo inexplicable, no suele ocurrir más que en días especiales como aquel. Podría haber sido un día más, entre los muchos en los que ya me había acostumbrado a vivir, pero no lo fue.
No sé qué tipo de fenómeno sobrenatural o qué alineación planetaria se confabuló para hacer que me cruzara con una persona tan, aparentemente, corriente. Y digo aparentemente porque todo lo que la rodeaba emanaba una energía difícil de obviar; una fuerza que me contagiaba su poder, y revolvía mis más recónditos y peligrosos pensamientos.
Quizás jugué a sorprenderla, ¿quién sabe?
Tal vez deseaba captar su interés mostrándome más interesante de lo que realmente era; no estoy segura de haberlo hecho a conciencia.
Fue curiosa la forma que tuvimos de jugar la una con la otra. Yo estaba convencida de que, con su paciente forma de hablar y su mirada directa a mis ojos, era ella quien dirigía aquel juego. No fue así.
No fui capaz de definir qué me transmitía; lo que sí sé es que era algo demasiado intenso, demasiado contundente como para aparcarlo e ignorarlo. Era imposible esquivar el magnetismo que su dulzura, su firmeza, su mirada, la coherencia de sus palabras, su discreción, su belleza, su grandeza, su juventud… provocaban en mi alma descontrolada. Era capaz de ver en ella pinceladas de mí misma años atrás. Trazos emborronados de la persona que una vez fui resurgieron desde lo más profundo para verme reflejada en ella. Fue un renacer. El despertar de un sueño que me había tenido aletargada; de un estado al que había desterrado mi auténtica esencia, olvidándola allí por completo.
Había llegado la hora de recuperarla.