ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄᴇʀ

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Pov. ___________.

La primer semana, sin Adhara en casa, había sido menos complicada de lo que esperaba. Seguramente, se debía a lo ocupada que podía llegar a estar con las actividades de la Orden, al fin había aceptado unirme y lo único que no me agradaba tanto era asistir a las reuniones, pues Severus, no dejaba de hacer comentarios para nada agradables.

Básicamente, James debía obligarme a asistir y lo mismo hacia con Sirius, pues ofreció la casa de sus padres, como cuartel general y el sitio, le traía recuerdos sumamente amargos.

— ¿Cuando termina de hablar?.— Susurró Sirius, en mi oído, fastidiado con la voz lenta y llena de pausas de Snape.

— Lo hace a propósito.— Respondí, tenía la impresión de que alargaba cada palabra al máximo, para molestarnos.

— Eso, ya lo dijo tres veces.— Se quejó y era cierto, lo peor era que nadie lo corregía.

— ¿Tienes algo que añadir, Black?.— Severus, hizo notar nuestra distracción y Sirius, gruñó.

— Eso ya lo repetiste, Quejicus.— Espetó entre dientes, logrando que Snape, intentara atacarlo.

— Severus.— Interrumpió Dumbledore, tranquilo, pero eso bastó para calmarlo.— Supongo, que es todo por hoy, ¿Cierto?.— Todos, nos alegramos por ello y rápidamente, nos pusimos de pie.

— Me invitarán a cenar.— Nos advirtió Sirius, mientras caminábamos al recibidor, de la tétrica mansión.

— ¿Por qué no lo adoptamos?.— Sugirió James, bromeando y reí con él.— Subiré por Harry.— Señaló las escaleras y poco después, se alejó de nosotros.

— Wilkins.— Me llamaron y giré para responder.

— Potter, Alastor, ahora soy Potter.— Le aclaré, levemente molesta.

— Mañana tendrás ronda, con Lupin.— Gruñó sin corregir nada y salió del lugar.

— No te preocupes, si James no está en casa, Harry puede quedarse con nosotros.— Dijo Molly, inmediatamente al recordar que James, saldría.

— Gracias, Molly.— Respondí sonriendo. Un segundo más tarde, se escucharon los murmullos de los chicos, que bajaban dispuestos a ir a casa.

— ¿Listos? Necesito salir de aquí.— Pidió Sirius y nos despedimos de todos.

— Harry...— Murmuró Ron y el hijo de James, solo asintió.

Ya en casa, preparamos la cena y colocamos la mesa, tenían poco tiempo antes de que llegara la hora y salieran de casa. En esos minutos, nos pusimos al tanto de nuestros horarios y pendientes, a ambos, nos preocupaba la seguridad de Harry.

— ¿Sabes cuando volverán?.— Pregunté, esperanzada en que fuese antes de mi ronda.

— Espero que al atardecer.— James, suspiró preocupado.

— No se preocupen, puedo ir a casa de los Weasley.— Intervino Harry, cualquiera en su lugar aseguraría que solo estaría bien, pero estaba al tanto del peligro que corría.

— ¿Seguro?.— Le preguntó, su otra opción era Remus, sin embargo, no quería molestarlo, pues la luna llena estaba cerca.

— Sin problema, son muy amables conmigo.— Sonrió para tranquilizarlo y no le quedó más que aceptar.

— Cornamenta, es hora.— Dijo Black y palmeó el hombro de su amigo al ponerse de pie, pasó a un lado mío, para despedirse.

— Cuídate.— Le pedí y sonrió en respuesta.

James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora