Capítulo 30: Golpe de realidad

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JON

PISTA 30. HE VUELTO - IZAL

Recordar tiempos mejores siempre ha sido una de mis aficiones, aunque eso ya lo sabéis, pero también es uno de esos defectillos que debería aprender a dejar atrás. Hacía dos años aproximadamente que le confesé a Dafne que la quería por la luz que desprendía, por la persona que sentía que era junto a ella. Por ese entonces había estado enamorado de una fantasía, de una idea artificiosa, infantil y dependiente de lo que creía que era amar. Ahora, a las puertas de septiembre, en un nuevo continente y en un sofá incómodo, me volvía a encontrar con ella junto a mí.

Sentía su respiración constante en mi cuello, nuestras piernas se habían enredado y sus brazos estrechaban mi cintura de forma inconsciente. Llevaba un buen rato despierto, pero mantuve los ojos cerrados y el corazón a raya. La noche anterior no había sucedido nada, más bien había sido deprimente, tal y como venían siendo todas las noches últimamente. Y, sin embargo, me sentía a punto de estallar de lo feliz que era. El que me había propuesto como objetivo vital, lo que me había tenido vagando como alma en pena durante un año y pico, por fin se había cumplido.

Volvíamos a estar juntos. "Dafne y Jon" volvía a ser una realidad tan mía, tan cercana como sus besos en el cuello y sus risas sofocadas. Y eso mismo era lo que me había hecho calificar de estúpido e infantil todo lo que había sentido antes.

Ahora estaba con ella en la casa en la que no hacía ni un mes se había propuesto empezar una vida con Diego, era a él al que había querido y besado, con el que fantaseaba estar y hacer cosas. Puede que sus sentimientos por él no fueran equiparables a los que tenía por mí, pero aun así me sentía como un intruso, incluso como un ladrón.

Diego era el que tendría que haber estado allí. Y esa idea me provocaba urticaria, porque seguía cayéndome tan mal como la primera vez que escuché hablar de él, pero eso no implicaba que le deseara ningún mal. Sabía que Dafne le debía mucho —aunque aún no sabía exactamente el qué—, y también tenía muy presente que aún no habían puesto punto final a lo suyo.

Así que, de algún modo, de nuevo, volvía a ser el motivo —y medio— de engañar a Diego. Y aunque me hiciera sentir triunfal también veía las connotaciones oscuras que en ello había. Esta vez quería hacerlo todo bien, deseaba con todas mis fuerzas que nos aguardara un vivieron felices para siempre a la vuelta de la esquina.

Por eso me escabullí del sofá con la mayor delicadeza que pude y me marché de la casa con una sonrisa bobalicona mientras le mandaba un mensaje a Dafne. Traté de no mirar mucho a mi alrededor mientras me iba porque mirase a donde mirase me los imaginaba a los dos juntos, y dejarla sola se me hacía tan cuesta arriba como pensar que había dormido dos noches seguidas en un sofá en el que seguramente habrían hecho de todo.

Por eso le escribí lo que escribí, y por favor, no penséis que la dejaba ir de nuevo porque eso era una opción que ni me quería plantear.

Jon:Buenos días bonita. Quiero que lo de ayer sea el comienzo de algo. Algo bueno y de verdad. Ya sabes lo que siento y quiero, así que no me voy a enrollar. Para que vaya bien los dos sabemos lo que hace falta, así que haz lo que tengas que hacer. Estoy a una llamada ;). Te quiero.

No mencionaba el nombre de Diego, pero estoy seguro de que ella se lo imaginaría, me leería entre líneas tan bien como yo la leía a ella. Más aún después de todo lo que nos habíamos susurrado la noche anterior entre beso y beso.

Dafne se negaba a contarme lo que le había pasado durante nuestra ruptura, pero sí me dijo lo que hacía con mis discos, lo mucho que me añoraba y detestaba. Yo le conté lo bajo que había caído, mientras pedía perdón mil y una veces por la persona en la que me había convertido pasajeramente. Pero ella solo asintió y sonrió con pena antes de volver a besarme. Parecía entender demasiado bien el sentimiento de sentirse un despojo, un cuerpo vacío y muchas veces casi inerte, el vagar de noche y buscar emociones donde no hay más que vicios y mentiras. Y eso me aterró.

El día que te olvide 2 © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora