Capítulo 23: Entre chicas

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DAFNE

PISTA 23. CAN WE PRETENT THAT WE'RE GOOD? – DANIEL SEAVEY

Soy una mujer fuerte, pero soy fuerte hasta cierto punto. Los golpes, si me vienen seguidos, me terminan haciendo daño. Las palabras rasgan y hieren y las voluntades decaen. En el fondo soy débil, soy lo que fui hace tiempo.

La esencia de una persona es inmutable, por eso, por muy fuerte y decidida que sea, flaqueé ante la imponencia de Heather en cuanto puso un pie en mi casa, inundándolo todo con su fragancia a flores frescas. La seguí como una boba, cerré la puerta a mi espalda, me apoyé en la madera durante un segundo en el que cerré los ojos y tomé aire, y fui hacia el salón donde ella ya había encontrado dónde sentarse y me sonreía con amabilidad. Como si fuéramos buenas amigas y estuviera esperando para darme una noticia espléndida.

—Sorprendida, ¿verdad? Siento haberme presentado así, pero creí que esto —dijo sacando un pequeño montón de revistas que soltó sobre el sofá— era algo de lo que hablar en persona.

—¿Y qué es exactamente esto? —cuestioné un tanto mosqueada, rodeando el sofá y sentándome al otro lado de las revistas. Las inspeccioné por encima y cogí la primera con recelo; mi cara estaba en la portada. Era una foto del aeropuerto, del día anterior—. ¿Por qué tendríamos que hablar esto?

El titular rezaba: La chica misteriosa, una relación fugaz. La siguiente revista mostraba fotos del funeral de Fred y decía: ¿Amigos o novios? Apoyo y complicidad, ¿qué ha sido de Heather Collins? Y así una revista tras otra, con fotos desde diferentes ángulos que mostraban todo un repertorio a lo largo del fin de semana —había incluso una del puente donde Jon y yo estuvimos hablando hacía unas noches—, y en todas ellas se cuestionaba mi relación con Jon y el impacto que eso tenía en su noviazgo con la mujer que ocupaba mi sofá en ese mismo instante.

Al ver todas aquellas imágenes y la manera en la que nos mirábamos entendí por qué Holland había orquestado todo eso. Podíamos pasar perfectamente por un par de enamorados, pero sin lugar a duda, no lo éramos. Tenía que hacérselo ver a Heather antes de que se pusiera territorial, porque ¿a qué otra cosa podría haber venido hasta mi casa?

Seguramente, por mucho que me avergonzara, si yo estuviera en su lugar también me habría plantado en casa de la chica que rondaba a mi novio (aunque falso) y le habría puesto los puntos sobre las ies.

¿Estaba feo? Sí. ¿Me hubiese importado en ese momento? Seguramente no. El miedo de no saber y sentirme engañada me habría hecho ir a por la desconocida y a por mí supuesta pareja. No digo que un ataque de celos fuera la respuesta, pero un pequeño toque de atención... No lo descartaba. Y no quería tener que pasar por eso porque yo no había hecho nada con Jon, ni lo había intentado, ni tenía intención de tenerlo próximamente.

—Porque has salido en todas las portadas hoy, nadie te conoce, pero pronto lo harán, y se supone que yo soy la novia de Jon. Esto es un problema inesperado para ambas.

—Yo no...

Alzó una mano con ademán conciliador y detuvo mi excusa antes de que llegara a mis labios:

—Espera. Déjame acabar, por favor. No importa si tienes o no tienes algo con él, a mí me da igual, es cosa vuestra. Por eso te quería decir que, por favor, por mí, intentes no salir en más fotos con él.

—Perdona Heather, pero no lo pillo. ¿Te da igual que pueda estar con un hombre que claramente te atrae, aunque mantengáis una relación falsa, pero no quieres que me vean con él? —fruncí el ceño, tratando de que no sonara tan a galimatías como había sonado en mi cabeza.

El día que te olvide 2 © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora