La vida de Ivy Suzuki cambia drásticamente cuando conoce a Takemichi, un chico que a simple vista parece débil pero que le demostrará todo lo contrario.
Romances. Amigos. Familia. Rivales.
¿Sabrá Ivy estar a la altura en todos los acontecimientos...
Abrí los ojos lenta y pesadamente para percatarme de dónde estaba. Tardé poco más de 2 segundos en saberlo.
—Despertaste, eso fue rápido.
No sabía con exactitud qué me había pasado, no tenía ninguna herida aparente.
—¿Q-Qué pasó?
—Creo que habías entrado en un estado de shock.
—¿A qué te refieres?
—Normalmente, van unidos a un trauma. Es bastante coherente.
Mikey había estado llorando más, incluso Draken, Mitsuya...
Me incorporé y giré mi cabeza, Baji estaba en otro sitio. ¿No había muerto en ese instante? El pelinegro estaba a los pies de Chifuyu, el nombrado lloraba a mares.
—¿Qué?
—Baji murió de verdad.
Todos estaban muy tristes, y yo no podía evitar sentirme de la misma manera, incluso la culpa me carcomía un poco. ¿Podría haberlo evitado?
—Mierda —murmuré.
Busqué a Kazutora con la mirada, estaba en el suelo y no sabía en qué situación, espero que en una favorable.
—¿Kazutora también ha muerto?
—No. Me ayudaste a reaccionar —habló el rubio.
Agarré al de mechas y lo incorporé al completo, era cierto, no estaba muerto, solamente inconsciente.
—Kazutora, perdón. Sé que confiaste en mí, pero no pude hacer nada —le susurré al oído para luego volver a dejarlo en el suelo.
No esperaba que me escuchase, es más, esa era mi intención. No tenía que dar pena, no necesitaba a nadie que se molestase por mí.
Tocaba el turno ahora de Chifuyu, que dejó también a Baji en el suelo de forma extremadamente cuidadosa. Por mi parte tan solo lo abracé con fuerza, no compartimos ninguna palabra.
—Lo siento tanto, Chifuyu...
Eso solo lo hizo llorar más, me arrepentí al instante.
Baji era la figura a seguir de Chifuyu, la muerte de su amigo lo dejó roto.
Sirenas de policía se escuchaban en todo el lugar.
—La ley, nos vamos —comentaba el público.
Valhalla comenzó a irse, menos Kazutora.
—Voy a quedarme con Baji. Vosotros marchaos.
No iba a rechistar sobre su decisión, porque era lo más apropiado.
—Yo he provocado todo esto —siguió hablando —, voy a asumir la responsabilidad.
—Lo entiendo.
Todos comenzamos a irnos del recinto.
—¡Mikey! —gritó inesperadamente Kazutora —. No voy a pedir que me perdones, pero cargaré con la culpa toda la vida.
El chico hizo una reverencia.
—Ivy —añadió —. Espérame.
¿Se refería a cuando saliese de la cárcel o a donde fuese que iría?
Lo esperaría, el tiempo que hiciese falta para pedirle perdón como debía.
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