Morado ano

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Ya habían pasados varías semanas; la denuncia ya había sido hecha y se había comenzado la búsqueda de Yizhou, quién se rumorea había salido del país

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Ya habían pasados varías semanas; la denuncia ya había sido hecha y se había comenzado la búsqueda de Yizhou, quién se rumorea había salido del país.

Y a pesar de que algunos quieren que se haga justicia, lo que más le importaba a Zhan y a su madre era que aquel horrible hombre estuviera lo más lejos posible, para así poder estar en paz.

Entonces empezó la semana, lunes, día en el que Yibo notó algo desanimado a Zhan, y lo entendía, pero no le gustaba mirar aquel rostro decaído cada que entraba al salón, mucho menos aquellas feas bolsas debajo de sus ojos; quería verlo feliz, por que Zhan merece ser feliz.

Y las personas son felices con pequeñas cosas, como la visita de un ser querido, una platica emocionante con tu mejor amigo, ¡Hasta un simple abrazo de tu madre!

Pero Yibo sabe lo que hará que su hermoso Gege pase de una cara triste a una completamente de alegría, ¿sabes de lo que hablo, verdad? ¡Exacto! ¡los poderosísimos plumones que tanto ama Zhan!

Nuestro querido castaño no perdió el tiempo, al salir del colegio casi corrió a su apartamento, llamó a sus tan conocidos contactos y después de media hora intentando hacer un acuerdo con la chica detrás de la línea, acordaron que los plumones serían enviados lo más rápido posible.

Tres días después su puerta fue tocada, allí estaba Zhan, se miraba como los días anteriores, apagado e inexpresivo, aún así le regaló la sonrisa más bonita que pudo y lo abrazó, un cálido abrazo que ambos necesitaban.

-¿Para qué querías que viniera, BoBo? -preguntó el pálido a la vez que se sentaba en un sofá de la sala.

-Saluda bien. -regaño con burla mientras se acercaba a Zhan haciéndolo soltar una leve risa.

Zhan tomó entres sus pálidas manos el rostro de Yibo y le dio un leve pico en los labios, un suave contacto que los hizo sonreír.

-¿Así esta mejor, bebé caprichoso? -se burló Zhan.

-Shi. -rio contagiando leve mente al mayor.

Zhan se sentía tan bien al lado de Yibo. Con solo estar a su lado, sin hacer nada, lo hacía olvidarse de toda esa mierda que pasaba por su cabeza.

Miró como el castaño desaparecía ir el pasillo de la habitación; se cruzó de brazos y sonrió al ver que unos minutos después Yibo regresaba con algo escondido detrás suyo.

-ZhanZhan, te ves decaído y a Bobo no le gusta ver a Gege así, por eso le compré una sorpresa para usted, -le entregó un estuche de plumones con una leve sonrisa. -por que quiero que usted esté feliz a mi lado, quiero que sepa que yo siempre estaré para usted, si necesita que alguien lo escuche, yo estaré aquí sin importar que. -dicho esto, el pálido sonrío levemente y se lanzó a abrazarlo.

-¿Qué hice para merecerte, Yibo? -pronunció en un suspiro mientras escondía su rostro en el pecho contrario.

-Usted es un ángel, y yo lo protegeré siempre.

Ambos se mantuvieron abrazados, transmitiéndose lo tan enamorados estaban el uno por el otro, transmitiéndose seguridad y protección.

Así, hasta que la puerta se abrió, y de allí un muy asustado Cheng entró azotando la puerta a su pasó.

-Eh, no ma-mamen, un perro me venía pers-iguiendo de-sde hace cin-co cuadr-as. -dijo entrecortadamente por su violento intento de recuperar aire.

-Cheng, estábamos en algo. -comentó con incomodidad Yibo mientras lo fulminaba con la mirada, ¿por qué siempre tenían que interrumpir su tan querido y pendejo amigo? 

-Ah, si. Lo siento. -rascó su nuca nervioso. -Y-yo estaré en la cocina.

-No te comas las alitas de pollo. -advirtió.

-Lo haré de todas formas. -habló Cheng desde la cocina.

Yibo volvió su atención a Zhan cuando lo escuchó soltar una risa.

-Cheng es agradable. -dijo mientras se separaba del abrazó y tomaba el estuche que se le fue regalado.

-Y pendejo, pero bueno, por algo somos amigos. -sonrió mientras miraba cómo el pálido miraba el plumón morado. -¿Cómo lo llamarás? 

-Mmm, es un morado muy oscuro. -mencionó mientras lo analizaba.

-¡Puedo ponerle nombre! -se escuchó detrás de ellos haciendo que ambos se asustaran.

-Si no vuelves a asustarme te dejo ponerle nombre hasta a mi gato. -respondió con su ceño fruncido.

-Jalo. -dijo con una brillante sonrisa Cheng mientras tomaba aquel plumón. -Lo mío no son los plumones, pero soy la verga poniendo nombres. -comentó con una sonrisa de lado mientras analizaba el objeto y después de unos segundos chasqueó sus dedos. -¡Ya sé! -gritó con emoción. -Morado ano de Thanos con sabor a choco krispis.

-Que asco, bro. -dijo Yibo mientras soltaba una carcajada. Zhan también se río, y es que tenía pensado el mismo nombre.

-Les dije, soy la verga poniendo nombres. -sonrió con supeoridad.

 -sonrió con supeoridad

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¡Devuélveme mis plumones, Yibo! / 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora