9.2

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—Es el apodo que te puso mi hermano... —Tanjirō lo interrumpio rapidamente antes de que Takeo continuara.

—¡Rokuta! ¡Él fue! —ambos lo observaron confundidos —Quiero decir —Tanjirō se aclaro la garganta, levemente nervioso, y prosiguio —, él es muy pequeño y le cuesta pronunciar y recordar algunos nombres, así que se inventa apodos. —mintió de la manera más convincente que pudo. 

—¡Oh! ¡Que tierno! —exclamó el rubio con una sonrisa brillante y las mejillas levemente sonrojadas, púes en verdad penso que el pequeño y adorable Rokuta le habia otorgado un apodo cariñoso.

—De verdad no te molesta que mis hermanos te llamen de esa forma. —el de aretes hunafuda no pudo evitar preguntar, no queria incomodar a su amigo.

—¡Claro que no tontito! —respondió con una sonrisa —Es lindo y me hace sentir aceptado por tus hermanitos, nada que ver con los apodos de Inosuke.

Tanjirō podia jurar que veia un millon de rosas y luces al rededor de su amigo rubio, se veía tan hermoso que no pudo evitar lanzarse sobre él y envolverlo sus brazos.  

Zenitsu se sorprendió por la acción tan repentina pero correspondio el abrazo gustoso, adoraba estar cerca del Kamado mayor y poder escuchar con claridad la hermosa melodia de su corazón.

Takeo se quedo petrificado en la entrada contemplando la interacción de los dos jovenes, quienes parecian estar metidos en una burbuja en donde solo existian ellos dos.

Tosió un poco para llamar su atencio, pero no funciono.

—¡Hermano! ¡Zenitsu-San! ¡Su trabajo de historia! —gritó logrando traer de regreso a los otros dos.

—¡Ah! ¡Sí! —exclamó el rubio —Apuremonos, Kaigaku vendra pronto y ya sabes como es. —dijo con las mejillas de un tono más intenso de rosa.

Tanjirō hizo un puchero y se separo a regañadientes del rubio para poder continuar con la tarea mientras que Takeo buscaba su cuaderno y su libro de matemáticas. 



El pelinegro de ojos rubi estaba recostado sobre el sofa de tres piezas y a su costado, sentada sobre uno de los sillones individuales, estaba Hanako con cuaderno y bolígrafo en mano. Shigeru y Rokuta habian salido con sus padres mientras que Tanjirō y Nezuko atendian la panaderia, asi que estaban sin compañia.

—Dejame ver si entendi. —la niña dejo de rayonear en su cuaderno y miro al pobre chico que estaba en frente de ella—Cuando Zenitsu-San viene de visita sientes un revoltijo en el estomago, te sudan las manos y no puedes parar de sonreir y actuar como un bobo. —cuestionó la menor mirando al pelinegro con una ceja alzada, ¿en verdad era tan idiota como para no darse cuenta?

—Sí. —respondió el pelinegro sin despegar su mirada del techo.

—Y tú, ¿qué crees que sea? —preguntó la menor esperanzada en que el mayor se diera cuenta solo.

—Creo... ¡Creo que soy alergico a Zenitsu-San! —Hanako procedio a realizar un facepalm.

—¿De verdad somos hermanos? —susurró para ella misma y luego tomo un profundo respiro para explicarle a su tonto hermano lo que le sucedia —¡QUE NO TE DAS CUENTA DE QUE TE GUSTA ZENITSU-SAN! —gritó la pelinegra para acto seguido golpear al menor con su cuaderno a ver si se le acomodaban las neuronas. 

Takeo abrio los ojos como platos, ¿era posible que gustara del mejor amigo de su hermano?



Habian pasado unos días desde su revelacion y ya habia logrado asimilar sus sentimientos, ahora solo tenia que ver una manera de acercarse al ojimiel. Pero lastimosamente sus encuentro eran limitados, solo podian verse cuando el mayor venia de visita a su casa y desafortunadamente tenia que compartirlo con el resto de su familia.

One-shot's. [Tanzen]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora