8.4

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Zenitsu lloraba a mares recostado en su cama mientras la pilar intentaba consolarlo dandole palmaditas en la espalda y diciendole palabras bonitas, pero el rubio solo seguia llorando y llorando y ella no tenia tanta paciencia como aparentaba. Así que fue a buscar a Aoi y a las niñas para ver si ellas podian calmar al rubio.

—Zenitsu, ¿qué ocurrio? —preguntó la pelinegra de dos coletas una vez que ingreso al cuarto junto a las niñas.

—Tanjirō se enojo conmigo y me grito bien feo. —explicó entre sollozos.

Aoi no creia que el burdeo fuera capaz de tratar así a Zenitsu y es que se notaba a leguas que Tanjirō amaba al rubio, pero este era muy idiota como para notarlo.

—No crees que estas exagerando. —cuestinó la ojiazul produciendo que el rubio se girara y la mirara con enojo e indignación. 

No, no estaba axagerando, pues en verdad le habia dolido mucho la reacción de su mejor amigo, era mucho peor que ser rechazado por un centenar de chicas, y es que Tanjirō era una persona muy importante para el rubio.

No podia explicar como se sentia estando cerca del burdeo, su melodia siempre lo lograba tranquilizar y hacer sentir protegido, también le producia cierta felicidad y nerviosismo la mirada y la sonrisa calida que siempre portaba el joven de aretes. Una combinación algo peculiar si se lo ponia a pensar bien, pues era similar a estar enamorado.

—Sí Aoi, tienes razón, estoy exagerando. —dijo con sarcasmo para luego intentar limpiarse las lagrimas que no paraban de salir de sus hermosos ojos, sin dudas la chica no le estaba ayudando —Podrian irse y dejarme solo. —pidió con toda la amabilidad que le quedaba en ese momento.

Aoi iba a regañarlo por su respuesta sarcastica y por intentar echarlas de la habitación pero una de las niñas la interrumpio antes de que la mayor pudiera decir alguna palabra.

—Antes de irnos, tenemos una pregunta que queremos que respondas. —dijo Sumi mirando al rubio con emoción.

Zenitsu en veradad deseaba que lo dejaran solo pero no podia ser grosero con las niñas, así que dio un suspiro y asintio indicandole a la pequeña que prosiguiera. 

—¿Qué nombre le pondras al bebé? —interrogaron las tres pequeñas al unisono.

—¿Eh? ¿Un nombre?

Zenitsu se quedo en blanco, no habia pensado en eso, es más, recién se estaba haciendo la idea de que en verdad iba a traer a un niño al mundo, lo cual sin dudas le parecia aterrador y doloroso.

—Sí, por lo que Shinobu-San nos dijo solo falta un mes para que nazca.

—¡Rayos! ¡Es cierto! —gritó exaltado para luego levantarse con cuidado de la cama.

Faltaba muy poco y él no tenia nada listo para recibir a su bebé, normalmente una embarazada pasaba nueve meses preparandose mental y fisicamente para el momento del parto. Pero también necesitaba de cosas materiales como ropa, pañales, juguetes, etc.
No tenia tiempo para andar llorando por una discución idiota que de seguro resolverian en unas cuantas horas hablando tranquila y civilizadamente.

—¡Chicas! —llamó el rubio con emoción —¡Me ayudan a preparar algunas cosas para la llegada del bebé!

La petició tomo por sorpresa a las cuatro pelinegras pero sin dudas les entusiasmaba ayudar al ojimiel con esta tarea.

Zenitsu se levanto de la cama y busco en su hoari amarillo un pequeño paquete en donde guardaba sus ahorros para la futura boda que nunca tendria con una hermosa señorita, esa era la verdad.

One-shot's. [Tanzen]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora