Capítulo Trece

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Soltó su cansancio en un suspiro, a su lado pasaron dos hombres que discutían sobre trabajo y él los miró sin ocultar desasosiego. Emprendió su camino pero por primera vez en mucho tiempo su destino no era la oficina.

Al llegar ahí Kurapika le había mostrado un lugar donde podía ir si necesitaba descansar y ahora lo necesitaba, los días estaban pasando cada vez más lento y no tenía un momento de calma desde que había ayudado a Killua a recuperarse, lo que no habría causado tanto inconveniente si alguien hubiera sido más amable con la persona que le ayudó pero el albino no le traía tranquilidad y al día siguiente en vez de un «gracias» le había dado una montaña de documentos que debía entregar para antes de que se fuera.

«¿es todo?» había preguntado, no sabía muy bien que esperaba de Killua pero pensaba que sería algo distinto.

«sí, lo es, a menos que quieras más trabajo, sí es así entonces eres bastante osado». Había dejado sin palabras a Gon, esa actitud prepotente le hizo pensar que había retrocedido varios pasos atrás en su progreso de tratar con Killua y al no saber qué decir solo había dado media vuelta para dirigirse a su oficina.

«Esto me pasa por esperar algo de él» había pensado en aquella ocasión.

-Kurapika tenía razón. -Se detuvo, con la cabeza agachada, Kurapika, no había hablado con él desde hace un tiempo y a pesar de encontrarse en el pasillo ninguno de los dos levantaba la cabeza para saludar al otro, se estaban volviendo tan distantes y pensar en ello revolvió el estómago de Gon. Pensó en regresar y arreglar las cosas, pedirle perdón por el drama que hizo, era algo necesario para su reconciliación, el rubio no intentaba hacerle daño, si fuera así lo hubiera tratado como esclavo desde que pagó la deuda que había dejado su padre, el moreno jamás hubiera podido salir de ahí por su cuenta, le debía demasiado.

«y créeme Gon, no te pierdes de mucho» esa palabras había utilizado Kurapika en su última pelea, su voz tan segura de sí misma mostraba resentimiento, uno que nunca había visto en el rubio, había algo, algo que Gon no sabía, y se sentía mal de no saberlo porque ninguna de las dos personas que estaban involucradas en la situación se lo dirían y la poco confianza que tenían en él comenzaba a lastimarlo.

¿Quién era Killua para Kurapika?

¿Qué era Gon para Kurapika?

El moreno negó con la cabeza, deshecho esos pensamientos, arreglaría las cosas con Kurapika pero no ahora, tenía que salir un momento y pensar, acomodar sus sentimientos y sus ideas, ya no quería actuar dejándose guiar por sus impulsos, de seguir haciéndolo solo causaría más disturbios en su vida.

El pasillo se ensanchó en un vestíbulo, con una cancela de metal negro en la pared, no fue hasta que la abrió que el aire golpeó su rostro, dentro de las oficinas presidenciales estaba ese lugar; un pequeño patio que si lo cruzabas daba al salón del Congreso. Ese pequeño patio era un lugar de descanso.

Gon inhalo el aire y un extraño olor dulce llegó a él, recargado en el pilar estaba Crhollo dándole la espalda, por el olor que desprendía el moreno supuso que estaba fumando.

Iba a dar media vuelta y salir de ahí, no quería encontrarse de nuevo con él pero apenas dio un paso atrás y el hombre decidió girarse.

-oh, joven Freecss.

tensó sus hombros.

-Crhollo -sonrió, acercándose, ya no podía escapar así que se quedaría un momento, no quería que hubiera un malentendido y el mayor creyera que lo odiaba.

-te ves bastante cansado, ¿vienes a tomar aire?

-sí, estar dentro de las oficinas todo el día resulta agobiante.

Solo un Fallo ~KilluGon~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora