Capítulo Dieciocho

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Gon tenía pensado regresar a su cuarto. Después del paseo era probable que su habitación estuviera de nuevo vacía y acomodada, sin cartas de amor dentro, se imaginó a sí mismo en ese enorme cuarto de paredes blancas, la imagen lo agobió.

Sabía que el blanco era un color relacionado a la pureza, en las casas grandes es un color relacionado a elegancia y limpieza, Gon también sabe la cantidad de fuerza y trabajo que se requiere para mantener el color blanco en las sabanas, paredes, alfombras. Es un color muy neutral, tanto que a los muertos de su pueblo se les vestía de ese color, aunque al ser esclavos su blanco siempre fue un sucio desteñido con toques ligeros de amarillo.

El sentía que había algo innombrable e inquietante en lo blanco.

Sintió un escalofrío gracias a una ráfagas de aire que golpeó su piel, llevó sus ojos hasta el lugar donde un arbusto de flores blancas —durillo creía que se llamaba— se movía en un vaivén tranquilo. La flor lo cautivó unos segundos, de manera inconsciente sus pasos giraron en su dirección, a la entrada del jardín. Había algo innombrable e inquietante en lo blanco, algo que siempre le hacía voltear a verlo, algo que le llamaba y encantaba. Su cuerpo volvió a sentir frío pero esta vez porque se recordó a él mismo pasando sus dedos por los hilos de seda blanca que eran el cabello de Killua, tan rápido como la sensación de frío llegó, lo abandonó y fue reemplazada por un calor que llegó del vientre y subió hasta sus mejillas, soltó un suspiro tembloroso más parecido a un gemido mientras rodeaba la casa hasta llegar a la parte trasera, donde se había encontrado con Retz el día que llegó.

Un campo de firmes margaritas se abrió ante sus ojos, las delicadas flores se habían mantenido vivas aún después del frío que estaba comenzando a hacer, se dejó guiar por el empedrado donde no había flores que pisar y se dirigía a una mesa de jardín metálica, al llegar hasta ella sus ojos captaron un movimiento, un color dorado demasiado vivaz, su vista reparó en la figura delgada que le daba la espalda: sus hombros pequeños y cabello dorado ondulado que se meneaba con el viento era la inconfundible señal de que era Retz, había cambiado de vestido, ahora llevaba uno más ampon de color beige con un patrón de Veronicas persica grabado.

Está área del país era territorio de las personas ricas, los más ricachones de los ricos habían construido su casa encima de una colina pequeña para mostrar más su superioridad, obviamente las mansiones de Killua y Retz estaban en esta colonia. Desde aquí se podía ver el pueblo de abajo, eso era lo que seguramente Retz veía en la lejanía. Decidió acercarse, ya no le importó tanto destrozar algunas flores a su paso.
No tenían la intención de ser discreto pero cuando pisó unas hojas que crujieron bajo su peso y rompieron con el silencio, él dió un saltito por la sorpresa, Retz en cambio fue tranquila al voltear para mirarlo. Los ojos de ambos se encontraron. Gon vislumbró una serenidad en la expresión de ella que no le había visto hasta ese momento, los ojos de Retz siempre estuvieron invadidos por la angustia o expectativa, ahora parecía sumergidos en una ensoñación agradable.

  —Perdón si le he interrumpido.

Retz Sonrió, Gon se disponía a seguir avanzando cuando ella volvió a voltearse para mirar el pueblo debajo.
Gon no entendió por qué no obedeció a su mente que le daba indicaciones de ir a lado de ella para decir algo cautivante pero aún así no se resistió al impulso que le dictaba quedarse en su lugar por lo que él no se movió, ni habló. Se mantuvo detrás de ella y admiró la refinada figura de la chica. Volvió a tener la sensación de que ella sería una hermosa pintura.

  —¿Usted sabe qué pasó en está área cuando la guerra estaba por terminar?
Gon sintió sorpresa por la pregunta, no dijo nada mientras intentaba recordar algo, para cuando las noticias llegaban a su isla ya habían pasado vários días, aún así tuvo el vago recuerdo de estar leyendo periódicos en su adolescencia sobre la guerra y entre ellos hubo uno que sabía que había pasado aquí. Entonces él farfulló un «Sí», hizo una pausa y un poco más fuerte dijo: «Fue una masacre horrible».

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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