Parte 24

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Era una tarde tranquila en el Receso en las Nubes.

El verano finalmente había dejado las montañas para dar paso a las hojas secas cayendo graciosamente en los jardines. Esto significaba que los discípulos veían más seguido al general fantasma con su canasta y su escoba, listo para deshacerse de las hojas secas.

La tarde anterior llevó las hojas al pabellón infantil para que los cultivadores bebés jugaran con ellas. A la señora Lan XinNuan le hacía mucha gracia ver a los niños hacer crujir las hojas.

Pronto comenzaron las lluvias, y las clases terminaron para dar paso a días más largos pasados perezosamente en casa. Lan Wangji pasaba varias horas revisando algunos reportes, luego meditaba un momento al sonido de la lluvia golpeando el techo.

Esa tarde aún llovía. Habían pasado dos días seguidos con intensa lluvia, y Lan Wangji estaba comenzando a notar que Wei Wuxian se aburría. El maestro del cultivo demoníaco estaba tendido en la cama, viendo la lluvia por la ventana. De vez en cuando suspiraba.

"Wei Ying." Le llamó Lan Wangji. "¿Tienes hambre?"

"Mn, creo que es buena hora para comer, aunque realmente no sé qué hora puede ser con esta lluvia."

"Se detendrá pronto. Te prepararé el pescado que trajo Wen Ning de Caiyi."

Por supuesto para Wen Qionglin no era gran cosa mojarse en la lluvia. El cadáver no podría enfermarse, por lo que no le molestaba bajar al pueblo con el aguacero y traer provisiones para todos.

De cualquier modo, cuando llegó escurriendo como si hubiese salido del lago, Lan Qiren lo reprendió y lo obligó a bañarse, argumentando que parecía un fantasma ahogado.

"¡Incluso hueles a pez! ¿Qué diría tu hermana de nosotros si viviera? ¡Que no te estamos cuidando bien, eso diría! ¡Ve a darte un baño ahora mismo!"

En el fondo, Wen Ning quiso argumentar que no lo necesitaba, pero Lan Qiren le daba miedo.

Constantemente el general fantasma se preguntaba como un alma tan amable como Lan XinNuan, que le daba palmaditas en la cabeza como si fuera un buen niño y a veces le daba dulces a escondidas, había terminado casada con el maestro Lan Qiren.

Pero esa era una historia para otro día.

"Me parece bien el pescado, baobei, ¿puedes prepararlo con verduras y esa salsa agridulce? No lo hagas como sopa, una vez lo probé así y me dieron ganas de vomitar."

Wei Wuxian hablaba y hablaba de cómo su esposo podría preparar el pescado, Lan Wangji besó su frente y fue a cocinar escuchando hablar a su esposo.

Comieron en cómodo silencio, con el sonido de la lluvia como música de fondo. Luego Wei Wuxian despertó a Lan Yibo de su siesta y lo alimentó, mientras el bebé miraba con grandes ojos curiosos las gruesas gotas de lluvia caer.

Acabada la comida, Yibo se durmió de nuevo y la pareja se sentó a ver la lluvia caer en el patio trasero del Jingshi. Wei Wuxian tenía una jarra de sonrisa del Emperador y Lan Wangji sacó el guqin para tocar una melodía tranquila para su esposo.

"Mm esa me gusta, ¿la compusiste hace poco?"

"Mn, es para Wei Ying."

"Todas son para mi, mi Lan Zhan me consiente mucho." Wei Wuxian sonrió, y estaba por inclinarse a besar los labios de su esposo cuando escuchó algo desde la habitación de Lan Yibo.

La suave vocecita de su bebé desde la habitación. Lan Yibo había comenzado la etapa en que "platicaba" con las personas a su alrededor. Aún no hablaba, y se pasa muchas horas balbuceando.

Tenía unas charlas de lo más interesantes con Jiang Cheng, que le respondía con total seriedad, como si estuviese hablando de verdad.

Pero no había nadie en la habitación de Lan Yibo, no tendría por qué platicar tan animadamente. Wei Wuxian se congeló en su sitio, y él y Lan Wangji se miraron con sorpresa.

Los dos se levantaron y avanzaron a la habitación. Al entrar vieron que estaba vacía, salvo por los muebles y la cuna de Lan Yibo, el bebé estaba solo, movía los bracitos y piernitas y balbuceaba con emoción.

"¿Bo'er? ¿Con quién hablas, baobei?" Wei Wuxian tomó al bebé en brazos, y este parecía mirar interesado a un punto en la pared, riendo. "No hay nadie ahí, Bo'er."

Lan Wangji frunció el ceño, su hijo parecía estar interesado en una esquina de la habitación, balbuceando y riendo como si hubiese alguien ahí hablándole a quien él conociera.

No era posible que algún espíritu maligno hubiera entrado a la habitación. Lan Sizhui había puesto talismanes de protección muy poderosos alrededor de la habitación, argumentando que nada debía dañar a su didi. Lan Wangji supervisó la creación de esos talismanes él mismo, funcionaban.

Pero algo debía estar ahí, Lan Yibo no dejaba de balbucear y extender los bracitos, como si quisiera ser cargado por lo que sea que hubiera en la estancia.

"¿Puede ser algo maligno?" Preguntó Wei Wuxian.

"¿Algún espíritu se metería con Wei Ying?"

"No lo creo... Pero..." Wei Wuxian se mordió el labio, no podía evitar preocuparse.

Lan Wangji se sentó y tomó su guqin, decidiendo tocar Wen Ling para asegurarse de que no fuera algo maligno.

"¿Quién eres?" Preguntó con las cuerdas Lan Wangji una vez que pudo establecer contacto con un espíritu, que efectivamente se encontraba en la estancia.

"Mǔqīn"  Responden las cuerdas, Lan Wangji detiene los dedos en el guqin un momento. Sus dedos tiemblan antes de preguntar algo más, ¿podrá ser? 

"¿De quién?" Pregunta una vez más.

Hay silencio por un momento, y Lan Wangji teme haber asustado al espíritu. Quizá era la madre biológica de Lan Yibo viniendo a verlo. 

Y luego el guqin responde, lentamente "Tuya"

El mundo se detiene para Lan Wangji, observa el guqin un momento, luego levanta la mirada para ver a Wei Wuxian y a su pequeño hijo. Sus ojos están nublados, no puede verlos bien.

"¿Lan Zhan?"

Las cuerdas suenan de nuevo, Lan Wangji ve hacia el guqin y nota que hay algunas gotas en el instrumento, ¿ahora tienen goteras? ¿Cómo es posible?

"No llores." Responde el guqin. "Haz crecido bien." 

Hay algo en Lan Wangji que se rompe, algo frágil y pequeño. El niño que estuvo sentado entre gencianas largo tiempo, esperando que la puerta volviera a abrirse por fin ha sido apaciguado.

Se abraza al guqin y llora, llora como lo hizo al saber que Wei Ying no volvería, no había llorado así por nadie antes más que por él y por su madre, y ahora ella le pedía que no llorara.

Wei Wuxian lo atrajo a sus brazos, sin saber realmente qué pasaba, Lan Yibo, sentado en el regazo de Wei Wuxian, estira sus pequeñas manos y toca el rostro de Lan Wangji.

"¡Die-die!" Exclama Lan Yibo, luego balbuceó algo que naturalmente sus padres no podían entender.

Muchísimos años más tarde, su abuela no sería el único espíritu que Lan Yibo sería capaz de ver.

Pero esa es una historia para otro día.

Hoy, con la lluvia bañando el Receso en las Nubes, Lan Wangji abraza a su pequeña familia. Está en paz sabiendo que su madre la aprueba.

Consorte LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora