Parte 30

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Wei Wuxian no era una persona celosa.

Nop. Cualquiera podría acercarse a Lan Wangji y a él no le preocupaba. Sabía que su esposo solo tiene ojos para él.

Por eso, cuando aquella mujer de un clan desconocido comenzó a acercarse a Lan Wangji, Wei Wuxian no le tomó importancia.

Al principio.

Ahora veía cómo esa descarada mujer le mostraba sus muñecas de forma sugerente a Hanguang Jun mientras le servía té y tenía ganas de saltarle encima, arrancarle esa horquilla barata que traía y encajársela en la cara. Justo entre ceja y ceja.

Todos sabrían quién manda y a quién pertenece Lan Wangji.

En lugar de eso, se volvió hacia el pequeño Lan Yibo y se aseguró de que sus ropas estuvieran derechas y su cinta estuviera en su sitio. El pequeño había cumplido cinco años hace poco y ya comenzaba a imitar a sus padres, sentado apropiadamente al lado de ambos. Parecía un muñequito de jade.

Y esa horrible mujer (¿Como diablos se llamaba? Han algo, Wei Wuxian no se acordaba) seguía sonriendo como estúpida y coqueteando descaradamente con Hanguang Jun.

Al menos Lan Wangji la ignoraba todo el rato. La saludó cortésmente y respondía a sus preguntas de forma normal, porque Lan Wangji era un caballero, pero no mostraba ningún tipo de interés.

Porque solo tenía ojos para Wei Wuxian, naturalmente, pero esto era demasiado. Esa mujer era muy descarada.

Por la noche, Wei Wuxian acostó a Lan Yibo en su pequeña cama, y antes de apagar las velas, el niño sostuvo su mano. Parecía preocupado por algo.

"A-Niang... ¿Esa mujer va a llevarse a A-Die?"

"¡Por supuesto que no! A-Die y yo siempre vamos a estar contigo y con tu gege, ¿por qué se lo llevaría?"

"Es que... Dijo que iba a ser mi nueva A-Niang..."

La sangre de Wei Wuxian hirvió al escuchar eso, ¿quién se creía esa mujer para decirle algo así a su hijo? Después de un momento, Wei Wuxian le sonrió a Lan Yibo y besó su frente.

"Esa mujer miente, nadie más será tu A-Niang más que yo, y tu A-Niang que te trajo al mundo y ya está descansando. Nadie más, ¿entiendes?"

Wei Wuxian había pensado que era necesario que Lan Yibo supiera que tenía una madre, que había sido dado a luz por una mujer que lo deseaba y le dio un nombre y besó su cabeza antes de morir. Cuando él comenzó a hacer preguntas, Wei Wuxian le dijo que su madre biológica estaba en el cielo como una brillante estrella.

Nadie más sería su madre mientras Wei Wuxian viviera.

Wei Wuxian volvió a la habitación con Lan Wangji, que leía reportes a la luz de las velas. Wei Wuxian se soltó el cabello y guardó la horquilla que llevaba. Se masajeó un poco la cabeza, a veces los peinados eran muy apretados.

"Esa mujer, Han Daiyu, ¿qué piensas de ella?" Preguntó Wei Wuxian. Lan Wangji levantó la cabeza y vio a su esposo como si estuviera preguntándole qué opina del cambio de moneda en el país.

"Es ruidosa. Molesta."

"También dices que yo soy ruidoso."

"Pero tú no eres molesto." Lan Wangji volvió a su lectura. "Y tú me gustas."

"Ah... Si hubiera regresado como una mujer como ella, ¿igual te hubieras casado conmigo?"

"Wei Ying." Lan Wangji volvió a verlo con gesto cansado. "¿Estás celoso?"

Consorte LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora