Parte 40

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Dicen que en un valle a unos kilómetros de distancia de Caiyi, un dragón puso un huevo.

Aquello no tendría nada de espectacular, si no fuera porque este dragón era un macho. Había estado sintiéndose muy incómodo e inquieto y no sabía por qué. Había pasado un tiempo en forma humana y ese día sintió la fuerte necesidad de cambiar forma y ocultarse.

Y eso fue justamente lo que hizo. Salió a encontrar un buen sitio entre la hierba y se hizo un hoyo, donde se enroscó respirando agitadamente.

Al parecer su compañero sintió su inquietud, por lo que se apresuró a buscarlo, y así fue como lo encontró, enroscado en un agujero entre la hierba.

"A-Xian." Le llamó con cuidado su compañero, un monje con ropas blancas como la nieve. "¿Qué sucede?"

"Xu-Xuan Min..." Llamó el dragón, su respiración estaba cada vez más agitada. "No lo sé... Me siento raro..."

"Me quedaré." El monje empujó levemente el hocico del dragón y se sentó con él, luego tomó el hocico del dragón con dos manos y lo colocó sobre su regazo, pasando las manos lentamente por las escamas y el suave cabello alrededor de la gran cabeza del dragón. "Shh, estoy aquí."

Había algo extraño en el dragón hoy. Podía sentir su temperatura más alta de lo normal, y se removía de vez en cuando.

Algo lo estaba incomodando.

Al cabo de varios minutos que parecieron horas, el dragón tembló un momento, gruñó y todo su cuerpo se tensó. Su compañero sostuvo su cabeza todo el rato, hasta que él mismo se agitó, menos tenso que antes.

"Suéltame. Creo que... Creo que ya estoy bien."

"¿Estás seguro?"

"Sí, yo... Creo que sí..."

El monje se levantó, y el dragón comenzó a desenroscarse. Ahí, en medio del agujero que había cavado, estaba un huevo más o menos del tamaño de una sandía y de color blanco como la nieve.

"¿Qué es esto?" El dragón acercó el hocico al huevo y lo olisqueó un momento. "Pues diablos... ¡Puse un huevo!"

"Eres macho."

"Y aún así puse un huevo."

"¿Los dragones machos cambian su anatomía cuando no hay hembras con las cuales aparearse?"

El dragón pareció alzar la ceja con molestia.

"Soy un dragón, no un sapo de pantano." El dragón se volvió a enroscar alrededor del pequeño huevo. "No, simplemente los dragones somos así de buenos."

El monje no parecía del todo convencido, pero se acercó de nuevo. El huevo era efectivamente del tamaño de una sandía grande. Inspeccionándolo más de cerca, su superficie era nacarada, los rayos del sol hacían que brillara con diferentes colores.

El huevo parecía una gran perla.

Por supuesto, tenían que asegurarse de que el huevo estuviera a salvo. Después de asegurar que había algo en el interior.

El dragón estuvo bastante complacido de que efectivamente hubiera algo de energía espiritual dentro del huevo. Eso eran buenas noticias.

"¿Ves esto, burro calvo? Soy tan genial que te he dado un huevo, deberías alabarme por el resto de la eternidad." Presumió el dragón, ahora en su forma humana, sentado en la cama abrazando el huevo.

El monje no dijo nada, solo hizo un sonido evasivo mientras preparaba algo de comida para el dragón.

"Xue Xian." El monje sirvió un plato frente al dragón. "¿Estás seguro? Un huevo es mucha responsabilidad."

Consorte LanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora