Capítulo 17 - Te tengo, nos tenemos

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   Llegaron cuando el sol comenzaba a asomarse por las colinas. Cuidando cada paso, se introdujeron en el palacio por la puerta del establo.

   Cansados, se despidieron dispuestos a ir a sus habitaciones y recuperar, aunque sea, unos minutos de sueño. Pero algo, o mejor dicho alguien, obstaculizó su camino.

   —¿Paseo matutino? —los sorprendió Estéfano, quien estaba parado bajo la entrada, dando golpecitos con el pie—. Hablen ya y más vale que sea verdad. —No los dejaría ir así por así.

   Ellos, a pesar de la intensa fatiga, accedieron a contarle todo; sin embargo, no lo harían en medio del pasillo. Guardando silencio para no despertar a nadie, se escabulleron hasta la biblioteca y, tras trabar la puerta, comenzaron a hablar.

   Contaron todo lo vivido con detalle y aún así, Estéfano parecía bastante incrédulo.

   —¿Qué acaso no te parece turbio que el Plan de congelamiento siga vigente hasta ahora? —insistió  Eloís—. ¿No es extraño que Monarca haya reducido su interés en la exportación pesquera y agrícola de la noche a la mañana? Era su principal fuente de ingresos.  Y qué dices de que, meses después de la salida de mi bisabuelo, una docena de agricultores perdieran la vida por una "intoxicación con fertilizantes".

   —Eso último, ¿de dónde...?

   —Uno de mis maestros de equitación nació en Deméter, me comentó que tenía tan solo tres años cuando su abuela falleció en dicha tragedia. Él fue llevado al orfanato "Gloria de Hebe" junto a otros niños y esa es la historia que ellos les contaban cada que hacían preguntas... Fui a investigar, pero me dijeron lo mismo.

   —Estéfano, amigo... —intervino Jace, poniendo una mano en su hombro—. ¡Esto es en serio! Mira, también dudé al principio, pero ayer casi me matan por toda esta historia. ¡¿De verdad aún crees que es una mentira?!

   —Son dos de tres —respondió encogiéndose de hombros—. ¿León? —se dirigió al tercer implicado, quien se encontraba apoyado sobre su brazo, dando cabezazos por el sueño.

   El chico dejó libre un bostezo y, luego de frotar sus ojos, habló:

   —Lo que estos dos locos dicen... — Hizo una pausa para un segundo bostezo—. Es cierto, relativamente...

   —¡¿Relativamente?! —estalló Jace—. ¡¿Eres consciente de que casi morimos...?!

   —Okey, basta —intervino Estéfano—. No puedo creer que diga esto, pero... les creo. Y de ser tal cual lo cuentan, es lógico que, aunque no dieron con los documentos, te vieron como a una amenaza y eso es riesgoso.

   —Aunque no sé si podré con lo ocurrido en el pasado. Quiero hacer algo que sume, así sea pequeño por ahora.

—Cuenta conmigo —le dijo Jace, poniendo una mano en su espalda.

—Y... Sobre todo eso que nos contaste, ¿tienes más evidencia que las cartas y testimonios? —preguntó Estéfano.

Eloís negó con la cabeza. 

—Eso significa que debemos obtener la información de otro lado... —Estéfano comenzó a caminar—. Podrías visitar Deméter. Algunos miembros de Consejo de distrito vivieron en la época en la que todo ocurrió.

Los cuatro de Monarca ©️ [U EDICIÓN WATTPAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora