Capítulo 1 - Un desliz

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Eloís Valenti estaba a horas de ser atropellada por el camión de los eventos que entran en la categoría "tragarme Tierra y vomítame en Venus", de sentirse como Sísifo tras enfurecer a los dioses, de...

Bueno, mejor véanlo ustedes.

Pero como de esas cosas nadie te advierte, salió de entre sus sábanas como si fuera un día más. Entre bostezos, y con la melodía del tráfico matutino, se vistió para bajar al comedor donde sus padres desayunaban pan con noticias sobre la decadente situación política invariable.

   —Te quedaste dormida hoy —le dijo su madre, dando un sorbo a su café—. Tu padre dijo: "Vas a ver como se rinde al segundo día". Yo creí que tu idea de madrugar duraría al menos una semana.

   —Yo dije tres días con suerte —corrigió su padre, desviando la vista del periódico por un instante.

   —Sí, ya... Búrlense si quieren... No trasnoché por gusto, mi jefa solicitó ayuda para... —Un bostezo hizo incomprensibles sus palabras—. Pude traducir todo el artículo; me dijo que desde ahora la ayudaré a sacar información fiable para la sección "Internacionales". ¿Qué tal? Huele a ascenso. Además, es domin...

   —Lunes —la corrigió su padre, alzando una ceja y conteniendo una sonrisa pendenciera.

   —Falsoooo —afirmó Eloís mientras se ahogaba en un bostezo—. De ser lunes, mis once alarmas habrían cantado y yo...

   —"¡Diez y media de la mañana, hoy lunes veinte de marzo, empezamos con energía!" —cantó la conductora del programa.

   —¡¡La audición!! —Eloís tosió con fuerza por la impresión.

   Sin perder el tiempo, la muchacha tomó su mochila, una manzana y salió volando de su casa.

   —¡Que tengas un buen día! —gritó su madre desde el comedor.

   —¡Pero, si no sale, recuerda que estudiar Medicina no es mala opción!

      Eloís se limitó a sonreír. «Esos diplomas de la sala no dicen lo contrario», completó en su cabeza a la par que su padre lo decía en voz alta. Resultado de concursos de ciencias y matemáticas, al señor Valenti le parecía un mal chiste que su hija ni siquiera hubiera considerado una carrera afín a lo que se le daba.

Un "niña necia", fue lo último que escuchó Eloís antes de dejar la casa corriendo.

      —Me faltas tú justo ahora —murmuró  la joven pensando en su abuelo Benjamin.

Este era lo opuesto a sus padres, incluso la empujaba a soñar más alto (fue quien le ofreció llevarla a sus primeros castings si ella se esforzaba antes por buscarlos en Internet y los periódicos, y la felicitó por sus papeles como extra en comerciales, como si hubiera obtenido el protagónico). Se solían ver poco, el hombre viajaba como el río, y lo hizo hasta su último día. Su recuerdo perduraba. 

     La joven se sentía un maratonista, o la protagonista de una película de acción cada que esquivaba gente. Y no era para menos, no podía perder esa audición. No después de esos últimos tres años de tensión que iniciaron cuando no tomó la prueba de admisión a la universidad tan pronto como terminó la secundaria (a los dieciséis años). Una jugada arriesgada para ganar tiempo.

   Eloís corrió al paradero más cercano, las pruebas seguro habían comenzado. Al menos era la postulante número doce.

   —¡Heey! ¡Alto! —gritó mientras agitaba frenéticamente las manos, intentando llamar la atención de algún conductor; pero fue en vano. Era hora punta.

Los cuatro de Monarca ©️ [U EDICIÓN WATTPAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora