Capítulo 44.1

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El perímetro había sido asegurado y, a eso de las tres de la tarde, la junta se retomó.

La incomodidad en el rostro de los líderes y mediadores era evidente. Había sido una mañana agitada y los guardias habían sometido a todos a una exhaustiva inspección.

En el podio principal se encontraban: el miembro del consejo del rey de Libay, haciendo de primer mediador; un representante de la HDM, como segundo mediador y testigo; un juez de paz y tres integrantes más de la corte del rey Nader.

Unos golpes indicaron que el mediador principal pedía la palabra.

—Princesa Eloís Amalia Valenti; usted convocó a esta votación de urgencia, con el fin de llevar a cabo el proyecto de renovación en Monarca. En un primer momento usted se mostró a favor, ¿mantendrá su posición? —preguntó el hombre.

—Yo, Eloís Amalia Valenti, confirmo seguir a favor del proyecto Libertus —proclamó Eloís.

Así, se dio comienzo con la votación. Primero, la pregunta se reiteró a los representantes de las cincuenta familias nobles del reino; de esto resultaron veintiocho a favor y veintidós en contra.

Luego, se preguntó a los líderes; ocho de ellos votaron a favor de la renovación y el distrito de Ares y Gea se mantuvieron al margen. Después prosiguieron con los diez parlamentarios; para sorpresa de la Protectora, ocho votaron en contra y dos a favor. El ministro de economía y el de Innovación y Desarrollo habían contemplado de cerca los resultados de la intervención de la princesa, quien, aunque no estaba en su jurisdicción, había logrado que los ciudadanos y las empresas que invertían en el reino llegarán a soluciones más diplomáticas. Por ello, estaban dispuestos a apoyarla.

Ya por último, solo quedaba pedir el voto a las dos últimas generaciones de los Grandes de Monarca. Ernesto y Estéfano, por el lado de los Di Génova; Jace y su padre por el lado de los Dálaras y Dargan La Fere, como único representante de su familia. De esto resultaron cinco votos a favor; al parecer, Fheda estaba dispuesto a hacer que todos creyeran que apoyaba a la princesa.

Mientras todo esto sucedía dentro del Ala de asuntos legislativos, a las afueras de palacio también se vivía un ambiente de completa tensión.

Inquieto, caminando de un lado a otro, León La Fere esperaba noticias de Eloís. Se quitaba el audífono cada tres minutos para comprobar que estaba encendido.

—¡¿Podrías parar?! —exclamó uno de los piratas—. Tu andar me está mareando —señaló—. ¿En serio nos dejaron bajo el mando de este demente? —dijo entre dientes.

León puso los ojos en blanco y continuó dando vueltas.

—¿No sería mejor esperar que no te llame? —le preguntó otro de los hombres, acercándose a él y deteniéndolo por el hombro.

—Conozco a mi abuelo. —Apartó la mano del pirata con brusquedad—. No estaré tranquilo hasta que los guardias lo saquen enmarrocado.

—Creo que...

—Silencio —lo interrumpió León: había comenzado a escuchar algo por el audífono.

En el auditorio, el mediador comunicaba los resultados.

—Ochenta y tres a treinta. Se aprueba la destitución de los integrantes del parlamento actual —sentenció, en medio de formales aplausos—. Los integrantes  del nuevo parlamento serán elegidos mediante voto popular, y los candidatos deberán de apegarse a las reglas establecidas por el consejo que se designará en lo posterior.

Aquellas palabras habían desatado una algarabía en cada rincón del reino, gracias a que todo esto estaba siendo transmitido por televisión abierta.

Los cuatro de Monarca ©️ [U EDICIÓN WATTPAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora