Eloís estaba atada a un árbol gigante, gritando mientras el fuego la rodeaba. El gentio estaba enardecido; parecían campesinos de la edad media, prendiendo fuego a una persona acusada de brujería.
Ella había pasado las peores horas de su vida: después de ser secuestrada, esos hombres la dejaron inconsciente en el bosque. No recordaba nada de lo que ocurrió después del golpe; cuando despertó, ya se encontraba rodeada.
Trató de hablar con los nativos, pero ellos no podían entenderla: la tribu Málaka, colonia de los antiguos Fenicios, no hablaba su idioma.
Entró en pánico al ver que las intenciones de la gente eran quemarla viva. Trató de zafarse, pero traía brazos y pies atados al tronco del árbol. Sin otra opción, gritó lo más fuerte que pudo, con la esperanza de que alguien la oyera.
Su alma regresó cuando distinguió una silueta acercándose a toda velocidad.
León se escondío tras unos arbustos espinosos, a pocos metros de la escena. ¿Cómo haría para cruzar entre todo ese gentío?
De repente, su mirada se detuvo en un árbol de ramas torcidas que se extendían hasta la del árbol en el que se encontraba Eloís.Sin perder el tiempo, le hizo señas a la joven, indicándole que llamara la atención del gentío para que no lo escucharan trepar.
Ella obedeció y se puso a gritar. Intentó imitar palabras en el idioma de la tribu, sin embargo solo logró que se enojaran más.
León llegó hasta la parte más alta, fue entonces cuando notó que, la distancia entre árbol y árbol, era mayor a la que esperaba. Ya no podía retroceder: tomó aire e, impulsándose lo más que pudo, se lanzó.
Tan pronto lo vieron caer, arremetieron contra él, lanzando piedras que encontraban en el suelo. No podían atacar de cerca: la barrera de fuego, que ellos mismos habían colocado, se los impedía.
—¡¿Estás bien?! —exclamó ella al darse cuenta de la altura de la que había caído.
—No... fue nada... —dijo León levantándose con dificultad.
Se apresuró y trató de cortar las sogas que aprisionaban a Eloís.
—¡¿Solo trajiste un cuchillo de mesa?!
—¡Es un abrecartas y no, no tuve mucho tiemp...! ¡Argh!, es inútil... —exclamó. Tirando el objeto a un lado, decidió desatar las cuerdas con las manos.
—Estás loco —dijo Eloís, mientras se esforzaba por cubrir su rostro de los misiles improvisados.
—Así me quieres... —le respondió con una sonrisa pendenciera—. Por ahí es nuestra única salida... —León señaló el camino por el cual había llegado—. Si corremos, con suerte encontraremos a los guardias...
Por fin logró desatar las cuerdas. Ahora tenían hallar una manera de cruzar la jaula de fuego que los protegía. Sin embargo, ese dejaría de ser su mayor problema.
De la nada, un grupo de mujeres, provenientes de la tribu, llegó al lugar. Traían cántaros llenos de agua con los que apagaron las llamas para que la muchedumbre llegara a los intrusos sin problemas.
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Los cuatro de Monarca ©️ [U EDICIÓN WATTPAD]
Novela Juvenil⚜"Cuando pasado y presente convergen, pueden dar pase a un nuevo futuro..."⚜ ¡Felicidades, acabas de heredar un reino perdido! Felicidades, acabas de heredar penas, errores, deudas, enemigos y cicatrices... Si Eloís pudiera "hacerse bolita" y e...