"¿Dónde está mi ángel?
Al final del día
Que alguien venga a salvarme, por favor."
Un reencuentro puede traer consigo nuevas experiencias y nuevos problemas.
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━━Hice cosas de las que me arrepiento, pero entre ellas no está el haber...
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Cuando menos me di cuenta, ya estábamos en octubre. Habían pasado ya dos meses en los que todo estaba en calma, o eso quería creer.
Dentro de mí, había una extraña sensación.
Keisuke estaba actuando de manera extraña, incluso algo más agresivo que antes.
Intenté preguntarle a los demás de la Toman para saber si había ocurrido algún problema últimamente, pero todos me habían negado mis suposiciones.
Emma, la media hermana de Mikey junto a Hinata, la novia de Takemichi, se habían empeñado en distraerme de toda la situación.
Parece que Manjiro les había contado mi preocupación, así que las chicas querían darme algo se apoyo moral.
Y no tuvieron mejor lugar al cual llevarme que al centro comercial.
━━Nimari-chan, no puedes tener esa cara larga siempre -Emma se quejó, comiendo con algo de molestia su helado de fresa- Tienes que despejarte, las preocupaciones arruinan la piel.
━━¿Entonces tengo la piel fea? -La miré burlona ante su comentario- Emma, eso lastimó mi corazón.
━━Nimari-chan sabes que no me refiero a eso -Se quejó, haciéndome recordar a Manjiro-
Por algo eran hermanos, ¿No?
━━Ya, ya. No dije nada -Me reí, dándole un mordisco al cupcake de vainilla en mi mano-
Hinata nos miraba con una sonrisa tierna, tan observadora como lo era su novio.
━━¿Sucede algo, Hina? Haz estado callado mucho tiempo. -La miré, alzando una ceja sin malas intenciones.- ¿No te gustó tu postre?
━━Oh, no. Nada de eso. -Se apresuró a negar, moviendo sus manos junto a su cabeza- Es solo.... Me recuerdas a alguien, es todo. -Murmuró, con una triste sonrisa-
Aún sacada de contexto, sonreí en su dirección. No me gustaba que me miraran por tanto tiempo, pero no me iba a poner en una situación complicada. Hina no me veía con malas intenciones.
La mañana fue relativamente normal, pasamos a hacer algunas compras a petición de Emma y nos pedía opinión de como le quedaba la ropa a Hinata y a mí.
Cuando estábamos en una tienda que al parecer sería la última, mi teléfono comenzó a vibrar anunciando una llamada.
