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Maldecía con todas sus fuerzas esa maldita noche de Mayo en qué miro una silueta al otro lado de la calle, se sentía inquieto, no podía dormir por que sentía una maldita mirada encima suyo, sentía que de alguna forma unos ojos se habrían pegado a su techo y lo observaban desde ese lugar.
Ni aunque se cubriera la cabeza con las sábanas se podía quitar esa sensación de que alguien le estaba vigilando. Al menos era una noche de sábado, tendría el domingo como día libre, pero aún así no le gustaba perder su noche en un desvelo innecesario.
Rodó los ojos y volteo a mirar su despertador, marcaba ya las dos y cincuenta minutos de la madrugada, no quería llegar a ver el amanecer, eso sería mucho más problemático para él.
Todo sería más fácil si tan solo su mejor amigo Atsushi estuviera en el departamento, se sentiría mucho más seguro si el platinado estuviera en la habitación continúa.
Alguien llamo a la puerta.
Seguramente Atsushi luego de pasar parte de la noche con los hermanos Akutagawa.
No sería la primera vez que olvidaba las llaves y él tenía que levantarse para abrir la puerta y dejarlo entrar. Sin más opción se levantó y cruzo la pequeña sala de estar que se dividía el espacio con el comedor y la cocina, llegó a su puerta y en la mesilla donde dejaban las llaves encontró su celular encendido, una notificación había encendido la pantalla.
No iba a revisarlo, sin embargo tenía un presentimiento respecto a esa notificación.
Ｓｕｓｈｉ Ｒｏｌｌ:
Chuuya, ¿Ya saliste de trabajar? Dime qué estás bien y llegaste bien a casa.
1:30 AM.
¿Estás bien? Lo lamento lo más posible es que estés durmiendo ya.
1:32 AM.
Voy a pasar la noche con Ryuu, cuídate mucho por favor y responde en cuanto despiertes<3
1:40 AM.
Atsushi estaba pasando la noche con Akutagawa... ¿Entonces quien demonios estaba tocando a la puerta?
No la abriría como pensaba abrir, primero tenía que ver quién demonios era.
Por qué seguían tocando de forma insistente...
Abrió el seguro de su mirilla, esperando que al levantarla pudiera ver quién estaba del otro lado, pero lo que encontró fue únicamente el ojo de una persona...
Que estaba sonriendo en el más puro éxtasis que podría presenciar el ojo humano.
—Son azules —susurró con felicidad esa persona, o lo que hubiera afuera, se podía apreciar que sonreía, sonreía feliz...
Chuuya no encontraba nada de gracioso en ese encuentro.
Un ojo de un imponente y aparentemente no tan imposible color rojo lo estaba observando desde la mirilla con una sonrisa enfermiza.
Considero abrir la puerta, y patear a quien fuera el maldito que se paró fuera se su puerta para hacerle esa broma de mierda.
Pero escucho a ese alguien recargar un arma, y toda la valentía abandono su cuerpo, mientras la sangre se le bajaba a los pies.
—Voy a volar está maldita cerradura para apreciar bien tu bello rostro.
Susurró nuevamente con esa voz mórbida y enferma, que hizo que Chuuya sintiera náuseas.
—Mierda mierda —susurró Chuuya paralizado, cuando reaccionó lo único que pudo hacer fue tomar su celular y huir hacia su habitación, y llamar al guardia de seguridad que siempre vigilaba la entrada, era su amigo, y le había dicho que en caso de emergencia podia llamarle—, señor Inu necesito ayuda... —el anciano tomo la llamada, contestando con la voz adormilada— Hay un maldito demente fuera de mi departamento por favor ayúdeme...
Cuando iba a decir algo más al hombre de seguridad escucho como disparaban en su entrada, la cerradura ya no podía protegerlo, aquel hombre ya estaba dentro.
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