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Cuando escucho la forma en que llamaban a la puerta los cabellos de su nuca se erizaron, por mero instinto se aferró al camisón de Gin, quien curaba las heridas de sus rodillas, el mayor de los hermanos Akutagawa abrió la puerta del departamento con una expresión neutra, pero con mirada severa.
Por ella entro un hombre de edad mediana aunque con aspecto un tanto cansado, venía acompañado de un chico de menor edad, con un uniforme de policía.
—Buenas noches, lamento el inconveniente pero hemos recibido su llamada y queremos tomar el testimonio del joven afectado, soy Oda Sakunosuke, detective, y él es el oficial Tachihara Michizou.
El oficial hizo únicamente un asentamiento como saludo, mientras acomodaba su sombrero, Chuuya por su lado miraba al detective de forma fija, no tenía nada de parecido con la persona que irrumpió en su departamento anteriormente, aunque no hubiera visto una mierda de aquel rostro malvado reconocería en cualquier lugar esos macabros ojos sedientos de sangre. Sin embargo... No sentía esa vibra hostil en esos gentiles ojos azules.
El detective y él oficial se sentaron frente a él mientras la menor de los Akutagawa se acomodaba a su lado.
—Yo... La verdad es que no entiendo siquiera como fue que ese maldito lunático llegó a mi departamento, de la nada estaba tocando la puerta y él... Agh, mierda no lo recuerdo con claridad... Solo... Recuerdo que escuche como recortaba el maldito cartucho —Chuuya jugaba con sus dedos nervioso, sentía que las náuseas lo invadían y el miedo se asentaba en su garganta impidiendo el paso correcto del aire, estaba sudando demasiado, la paranoia le carcomia pensando en que aquel maldito atacaría nuevamente.
Alguien tomo su mano, la pequeña mano que envolvía la suya pertenecía a Gin, sus ojos grises le veían con cariño y comprensión, Chuuya pudo respirar un poco mejor, antes de seguir con su testimonio.
—Yo me encerré en mi habitación, no lo pensé mucho, y, recuerdo que puse mi mini armario para bloquear la puerta, llame al señor de la seguridad era... Mi amigo —un nudo en la garganta se le formó al recordar lo último que escucho hablar al señor, esperando únicamente que él estuviera bien—, esa persona disparo para entrar, pude oír sus pasos, todo es tan confuso, y él... Escuché a Inu-san llamarme, él... Murió, ¿Cierto?
—Se encontró el cuerpo de un hombre de la tercera edad en la escena del crimen —hablo el oficial de la policía, sin tanta discreción—, ahora usted es considerado un testigo auditivo del caso y tendrá que presentarse para rendir su declaración...
—Sabemos que tal vez su ánimo no sea el adecuado para esto —interrumpio el detective, con más tacto que el oficial de la curita en la nariz—, pero es indispensable que rinda declaración para que atrapemos más rápido al culpable de todo esto.
—¿Tachihara? —se escucho por la radio del pelirrojo, el mismo se levantó luego de un suspiro.
—¿Que quieres Jouno? Estamos interrogando al testigo...
—Tachihara, me temo que no podremos hacer demasiado, Teruko ha dado el informe forense, además que Tecchou se encargo de la balística, esas balas pertenecen a las armas que suelen utilizar en la mafia portuaria.
Chuuya dejo de escuchar luego de aquella simple frase, ¿La mafia portuaria? ¿Que tenía que ver él con la mafia portuaria? ¿Por que demonios un maldito mafioso se metería a su departamento y asesinaria al hombre de la seguridad?
En su rostro mayugado se mostró la confusión, ¿Que fue lo que hizo? ¿Por qué eso le pasaba a él? Intentaba nunca meterse con nadie para no ganar problemas, pero ahora tenía un enorme problema encima y no tenía una mínima idea de como lidiaria con él.
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