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El edificio por alguna razón en particular estaba horriblemente frío, sentía el clima helado hasta los huesos, ni haciendo fricción entre sus dos palmas podía calentar sus manos, sentía que en cualquier momento moriría congelado.

¿Que hacía en el primer piso?

Lo había olvidado.

Solo sabía que un frío atroz azotaba su cuerpo y no había forma de que se fuera, se sentía vigilado.

Se sentía en peligro, sabía que estaba en un enorme peligro, pero sus piernas no respondían y no podía salir corriendo.

En cualquier momento, cualquier cosa que lo estuviese acechando, podría terminar con él.

Corre, corre, corre.

Hizo caso, corrió. Sin embargo no avanzaba.

Aunque corriera e hiciera el esfuerzo de ir más rápido, solo se quedaba en su lugar.

Las sombras avanzaban en dirección suya, buscando devorarlo, la negrura del lugar parecía ansiar desgarrar y comer su carne, lo convertiría en un despojo de lo que fue anteriormente. Robaría su alma y se desharía de sus restos.

Antes de que la oscuridad lograra tomarlo pudo avanzar, corrió hacia donde la luz gobernaba, al dar la vuelta a la esquina logro divisar el ascensor, si lograba llegar a su departamento estaría a salvo, ¿No?

Después de todo, nada malo podría pasar detrás de su puerta, ¿Verdad?

Los números en los botones eran borrosos.

Le era difícil recordar el botón que tenía que presionar para llegar a su casa.

Así que presionó el primero que estuvo a su alcance, sin saber a dónde llegaría, solo deseaba estar lejos de ahí.

Llegó a su piso, había tenido suerte.

En cuanto las puertas del elevador se abrieron lo recibió el familiar pasillo, en cuanto llegará a la mitad del pasillo entonces daría la vuelta, y a unos cuantos pasos estaría su puerta.

Pero todos los pisos en el edificio eran similares.

Solo le quedaba aventurarse a su departamento, o donde él creía que estaba su departamento.

Esperaba que en verdad su hogar estuviera ahí y la sombra negra no pudiera ir más allá de su puerta blanca.

Aunque el pasillo no hiciera más que retorcerse sobre si mismo, encontró su propia puerta.

La abrió para resguardarse detrás de ella.

Y pudo ver a alguien parado, dándole la espalda, recibiéndolo.

Reconoció a Dazai frente a él, corrió hasta él y rodeo su cintura dándole un abrazo para sentirse seguro.

Pero Dazai se deshizo entre sus brazos como si de humo se tratase, se esfumó en el viento dejando a Chuuya en total soledad, lleno de incertidumbre.

Si la sombra abajo había subido entonces tenía que cerrar la puerta para que no lo tomara también, en cuanto giro para regresar sobre sus pasos vio fuera de su puerta un enorme ojo rojo que lo miraba desde el umbral, escarbando hacia el fondo de su conciencia donde le aguardaba su más profundo miedo, a la espera de ser liberado.

Azotó la puerta esperando un poco de tranquilidad, pero el papel tapiz en sus paredes se convirtió en ojos rojos de tamaños varios, todos lo observaban, todos esperaban algo de él, todos querían devorarlo.

Despertó.

No era más que una pesadilla.

Estaba en su departamento, había bebido una cantidad considerable de alcohol durante la fiesta así que no recordaba en qué momento fue a la cama.

Sin embargo ahora se sentía tranquilo.

Era una especie de calma abrumadora, tan irreal que solo anunciaba una tragedia.

AN UNHEALTHY OBSESSION -𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora