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Chuuya escucho con horror como el cartucho se vaciaba a unos pocos metros de distancia

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Chuuya escucho con horror como el cartucho se vaciaba a unos pocos metros de distancia.

¿Salir ayudaría en algo?

Aquel edificio contaba con pocos inquilinos, las posibilidades de que alguno llamara a la policía eran casi nulas considerando que era un sábado por la noche y la mayoría estaría fuera.

La impotencia inundó su ser junto con la rabia y el miedo. ¿Y si quitara ese mueble que le sirvió de barricada y saliera a enfrentar a aquel maniático?

¿Serviría de algo?

Seguramente él también se llevaría un par de balas en el estómago.

Necesitaba hacer algo en verdad que fuera útil. Tomo su celular y sin tiempo de nada llamó a su mejor amigo, con un nudo en la garganta mientras abría la ventana. Fuera de su ventana había un árbol, un árbol que al florecer relucia en preciosas flores de color violeta, sin embargo no era tiempo de pensar en las flores, sin pensarlo más se lanzó en un salto de fé a aquellas ramas gruesas que lo atraparian con un poco de esfuerzo, él tambaleó al lanzarse, de ahí el que la rama no lo tomara tan bien, pero era preferible a caer, era un árbol muy fácil de trepar, por lo que no tardó en llegar abajo mientras esperaba que su amigo tomara su llamada.

—¿Chuuya? —preguntó adormilado el platinado, que contesto luego de la tercer llamada insistiendo.

—Necesito ayuda por favor Atsushi, ayuda estoy fuera de nuestro edificio pero... Un... Un maldito maniático ha entrado y asesinado a Inu-san...

Silencio. Al otro lado de la línea solo había silencio, él encontró en ese silencio un espacio para correr lo más rápido que pudo para llegar a la casa de los Akutagawa.

—Dime que no es una broma Chuuya... ¡Chuuya dime qué no estás bromeando!

—¡No es una maldita broma Atsushi! ¡Alguien lo ha matado! Dios yo... Yo... Yo lo llamé...

Su respiración era ya agitada, no podía hablar y correr al mismo tiempo pero la adrenalina lo mantenía en pie, corriendo tan rápido como le era posible hasta que terminó cayendo, su teléfono celular acabo unos metros por delante de él.

Se acercó y vio que la pantalla de su celular ahora estaba rota pero aún parecía funcionar.

—¡¿Chuuya estás bien?! ¡¿Que te paso?! ¡Gin llama a la policía!

—E-Estoy bien solo me he caído.

Se mordió los labios para evitar gritar y llorar, sin embargo no evito un fuerte gruñido de dolor al sacar el trozo de vidrio que se incrustó en su rodilla derecha, causando una fuerte hemorragia en la zona. Pero no tenía de otra, aún con esa herida, aún con los brazos raspados y el rostro mallugado tenía que levantarse y correr, correr correr y correr...

No había razón para detenerse.

Su vida corría peligro.

¿Aquel maldito maniático le había seguido?

¿Se había enterado de que había salido corriendo? No sé podía dar el lujo de descubrirlo.

Solo corrió hasta donde el mayor de los Akutagawa le esperaba, cayó de rodillas ante él y el pelinegro le ayudo a levantar, pronto las luces de una patrulla de policía harían su aparición fuera de la pequeña casa, cuando Atsushi ya limpiaba sus heridas, un oficial llamaba a la puerta.

El sonido puso en alerta a Chuuya, tres toques largos, dos lentos... Justo como cuando llamaron a su departamento.

 Justo como cuando llamaron a su departamento

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AN UNHEALTHY OBSESSION -𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora