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Aquella noche le tocaba trabajar, durante los últimos días su vida había sido un poco aburrida debido a su rutina tan vacía de actividades, el trabajo lo había salvado de quedarse solo en casa nuevamente.

Albatross había estado un poco ausente, así que no podía quedarse con él los días que tenía libres, Atsushi iba muy poco al departamento, y si bien le ofrecía ir con él y con Gin a él no le gustaba estorbar en la rutina de los tres.

Al menos ahora vería a los hermanos Akutagawa, seguramente ellos le preguntarían por qué ha estado tan distante, él respondería que ahora solo faltaba una semana para volver a ver a Paul. Ellos le consolarian y calmarían sus nervios como siempre sabían hacer.

Se arrepentía de haberse distanciado de ellos, sin embargo no se sentía cómodo con la interacción con otras personas. Siempre había sido alguien muy sociable, sin embargo ahora no tenía ganas de conversar con nadie, o siquiera de acercarse a alguien.

Al menos ahora se sentía más animado para hablar con sus amigos.

—Chuuya, se que debimos decirte antes pero el bar va a estar cerrado... Lo alquilaron durante toda la noche para una reunión privada.

Ya estaba a una esquina de distancia, no podía creer lo que le decía su jefe, apretó el celular y las mandíbulas.

—¿Que? Estoy a nada de llegar, ¿Crees que lo que me pagas es suficiente para faltar una noche? ¡Ni siquiera me pagas por las noches que me cancelas!

—Oye no te pongas así, ¿Si? El hombre que pago por cerrar el bar quiere que seas tú quien atienda. maldito mocoso.

Escucho que eso último lo susurro su jefe, era un maldito viejo tacaño. Pero por la universidad no había podido conseguir un buen trabajo, ahora que se acercaban las vacaciones sabía que podría intentar conseguir algo mejor, si su hermano lo apoyaba podría dejar de trabajar y enfocarse por completo al estudio, aunque no le gustaba la idea de no trabajar.

Dejo de pensar en el idiota de su jefe y entro por la puerta trasera del bar, sabía que cuando se cerraba tenía un poco más de tiempo para acomodar sus cosas, así que con calma se quitó la sudadera que llevaba ese día, debajo llevaba un chaleco ajustado de color negro, agradecía que las marcas de la caída en su rostro ya no estaban, se sentía más cómodo.

Fue a hablar con el chico de la iluminación para que está vez subiera un poco la intensidad de las luces, el chico le hizo caso y no intercambiaron más palabras.

Aquél era un joven silencioso, nunca se dio la oportunidad de platicar con él y aunque ahora hubiera visto una oportunidad de querer acercarse el chico no cooperó, igual tendría el tiempo suficiente para beber un trago antes que llegara la gente a la que debía atender, de nuevo no dejaron que los hermanos Akutagawa se quedarán, bostezo con aburrimiento luego de beber de la copa que se sirvió.

Quizá podría intentar hablar de nuevo con el chico de la iluminación, pero noto que ya no estaba en su cabina, tal vez había ido al baño, no importaba.

Vio a lo lejos entrar a un grupo de gente, supuso que sería el idiota que alquilo el establecimiento la noche que entraron a su departamento.

Un escalofrío recorrió su cuerpo solo de recordarlo.

—Whisky en las rocas. Doble. Una botella del mejor vino que tengas, y una copa, lleva todo a la mesa en el centro.

Era una orden demasiado sencilla, a decir verdad. Pero la vez pasada él no había tenido que servir de mesero, maldijo una vez más a su jefe. Alquilar el bar por una noche aseguraba las ganancias de dos semanas. ¡En una sola noche! ¿No podía el maldito viejo dejar a los meseros hacer su trabajo? Tampoco les daba un extra por trabajar así, pero si les hacía descansar la noche no les daba la paga correspondiente.

Suspiró y se preparó para dejar las bebidas del tipo, en cuanto lo vio noto que traía un sombrero que cubría su rostro, al menos él no lo veía desde su punto de vista, las luces del bar disminuyeron, así que aunque se agachó para ver quién era a quien servía mientras le ponía la copa enfrente, no pudo distinguir sus rasgos.

—Si necesitan algo más pueden ir a la barra, permiso.

—El jefe quiere que te quedes a beber con él.

—Lo siento señor, nuestro jefe es un poco estricto respecto a que consumamos aquí dentro.

El hombre que le hablo se agachó a hablar con su jefe, luego de asentir levantó la vista de nuevo a Chuuya, él esperaba a que dijera algo.

—El jefe te ofrece 300 mil yenes si bebes esta botella con él.

Lo que ese hombre ofrecía le servía para mudarse a un lugar nuevo.

Además todo era tan fácil como dejar de trabajar y sentarse a beber una buena copa de vino.

La botella no estaba adulterada, él mismo la había llevado y no la había perdido de vista.

Sabía pelear muy bien, si aquel tipo intentaba algo le daría una golpiza.

Y podría enviar directo a la mierda a su jefe para conseguir algo mejor.

Se sentó al lado del hombre, abrió la botella y se sirvió una copa sin pensarlo mucho, la bebió de prisa, de verdad estaba estresado y no sabía por qué lo había bebido con tanta urgencia, pero realmente sabía bien.

AN UNHEALTHY OBSESSION -𝙎𝙤𝙪𝙠𝙤𝙠𝙪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora