*Capitulo 29*

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Pequeños ruidos se empiezan a escuchar a lo lejos, mientras siento como me encuentro pegada a algo en especial.

Intento moverme un poco buscando cambiar de posición, pero el resultado es nulo cuando distingo como unos brazos alrededor de mi cintura me acercan a un cuerpo a mi espalda, permitiéndome sentir una cosa dura tocando mi trasero.

No logro definir nada, y me pereza me dice que no abra los ojos, pero cuando varias respiraciones se hacen notar en mi oreja, logrando erizar la piel de mi nuca, es el momento exacto en el cual con mucha pena dejo entrar la luz de la mañana por mis ojos, descubriendo de primera vista una pared blanca, un colchón diferente al que siempre despierto, y unas manos varoniles a la vista.

Parpadeo varias veces antes de soltar un bostezo y enfocar mejor el panorama, descifrando como me encuentro envuelta entre los brazos y la pierna derecha de Erick, quien duerme muy tranquilamente atrás mío.

Al ver como un pequeño rayo de sol se hace notar por un campo que no cubre las cortinas de la habitación, me doy cuenta que ya es de mañana y que debo ir al colegio.

Con todo el dolor del mundo decido empezar a moverme un poco para lograr liberarme de Erick y levantarme de la cama, pero al igual que hace unos momentos solo consigo que me pegue mas a su cuerpo, causando un resoplido de mi parte.

- Erick... - empiezo a decir girando un poco mi cuello, buscando enfocar su rostro - ya es de mañana, despierta.

Ni un sonido tengo como respuesta.

- Erick, debemos levantarnos, ya amaneció.

Nada sale de su parte, en verdad esta muy cómodo en esa posición.

 - tengo que ir a estudiar, debo alistarme - suelto con tristeza por mi horrible agonía.

- no vayas, quédate aquí conmigo - dice con voz ronca ahora pasando su rostro a mi nuca, para respirar directamente en mi piel.

Un jadeo logra abandonar mi boca al darme cuenta como con un movimiento una situación se encuentra presente en medio de mis nalgas.

Pero que cómodo te encuentras querido prometido.

- no puedo Erick, ya he faltado mucho - suelto para después de varios movimientos lograr soltarme de su agarre, pero no de la pierna que tiene en mi cintura.

Giro mi cuerpo sobre la cama, quedando boca arriba en esta, permitiéndome admirar de una mejor forma el rostro de cierto hombre adormilado que me mira atentamente.

- ¿desde cuando eres tan estudiosa? - cuestiona con una pequeña sonrisa.

- ¿y desde cuando eres tan mala influencia?, recuerdo que yo era la que te llevaba al lado del mal de pequeños - él ubica la palma de su mano en mi mejilla.

- hemos cambiado mucho - susurra dejando su mirada puesta en todo mi rostro, inspeccionándolo atentamente.

- ya lo creo, cuando dormíamos de pequeños juntos no sentía como un monstruo quería romper mi zona trasera - mis palabras, al parecer no las entiende porque arruga su entrecejo, es por ello que señalo su zona delantera, y mas específicamente la tienda de campaña que se carga.

- ohh...

- si, ohh... deberías controlar eso.

- no me señales, en la mañana no se puede controlar - responde con una media sonrisa.

- aja.

Veo como su rostro intenta acercarse al mío, haciendo que pueda intuir sus intenciones, y es por ello que levanto rápido de la cama para quedar sentada en esta, dejándolo desubicado.

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