Prometida

*Capitulo 38*

No puedo creer lo que mis contemplan, no puedo creer que esa persona se encuentre en frente mío en estos momentos.

Puede ser que uno o dos días hayan pasado, que tan solo no ha transcurrido tanto tiempo desde lo ocurrido, pero eso solo hace que la herida se siente mas presente que nunca.

Sus palabras, aquellas que ha dicho hace tan solo un momento, esas se mantienen en el aire, sin recibir respuesta, porque no puedo pensar en una cuando tengo en mi mente presente las imágenes de esa noche, ese beso, es gran beso que se dieron y termino por romperme completamente.

- Annastasia... - vuelve a pronunciar palabra, y el escucharlo decir mi nombre por alguna razón me hace sentir nauseas.

- Anni... si quieres podemos irnos, dímelo y nos largamos de acá - suelta Priscila en un tono de voz que esta claro que mi antiguo prometido escucha.

- Priscila... yo solo quiero explicarle... quiero hablar...

- y no tienes ese maldito derecho después de lo que hiciste, si Anni decide que no quiere ni mirarte, créeme que tendrá toda la razón, y yo me asegurare de que ese deseo se cumpla.

- yo... las cosas no son como crees - suelta mirándome directamente a los ojos, en un tono de voz de suplica que me hace tragar saliva.

- ¿y como son? - cuestiono sorprendiendo a los presentes por la forma tan despectiva en que lo digo.

- son...son muy diferentes - da un paso hacia mi - déjame que te lleve a un sitio donde tendremos privacidad, donde podre contártelo todo - mira hacia los lados - pero aquí no me es posible explicarte la verdad.

Por alguna razón quería creer en sus palabras, quería pensar que detrás de todo había una razón, que quizás todo fue mi equivocación, pero como es posible pensar en ello cuando los vi, los escuche, no me imagine la manera en como la tenia en sus brazos, como la besaba con el mismo sentimiento que fingía conmigo, incluso podría decir que mas.

- yo no...

- Annastasia, se que piensas lo peor de mi, se que lo haces, pero te pido que me escuches, te pido que solo me des la oportunidad de hablar - al ver la angustia en su voz, en su rostro, mi corazón no pudo evitar pensar en alguna posibilidad.

Una parte de mi quería escucharlo, quizás así tal ves aquella presión que no se ha disipado desde el cumpleaños de Erick, tan solo podría desaparecer.

- ¿donde? - pregunto queriendo pensar que lo que se reflejo en el rostro del hombre frente a mi fue esperanza.

- en mi apartamento, si quieres puedo llevarte en estos momentos, se que no tienes mas clases así que no habrá problema.

En otras circunstancias tal ves le hubiese preguntado como lo sabia, pero en estos momentos no era importante.

Gire mi rostro rumbo a ver a Priscila, quien casi que al segundo entendió lo que no salía de mi boca.

- estoy de acuerdo si tu lo estas, recuerda que me tienes para lo que necesites - una pequeña sonrisa salió de mi rostro ante sus palabras.

Al menos puedo decir que entre tanta falsedad, he podido conseguir una amiga.

Sin mas que decir o hacer, ambos nos dirigimos rumbo a su auto, trato de ser mas rápida que el para no tener ni que mirarlo un segundo, pero eso se vuelve inútil en cuanto agrega mayor velocidad a sus pasos para así abrir la puerta del copiloto.

Esa acción, vaya que en cualquier situación hubiese logrado un salto en mi corazón, pero ahora no lograba nada, la única reacción de mi parte fue ubicarme en el asiento como si de un robot me tratara.