*Capitulo 40*

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Secretos.

Una buena palabra para definir lo que sucede y me rodea.

Siempre estuve al tanto de las cosas que podían estar ocultas de mi vista, siempre tuve ese presentimiento de que mis padres me ocultaban muchas cosas, pero jamás llegue a pensar que una de esas puede ser la causa de la muerte de dos personas.

Mi padre, una figura imponente, que causa respeto y miedo en muchas personas, a mi siempre me ha generado un sentimiento de nervios, me hacia desear que se sintiera orgulloso de mi, que pensara que puedo llegar tan alto como él lo ha hecho.

Toda mi vida he querido que vea lo que soy, lo que hago, que se sienta orgulloso de mi, pero esos sentimientos se vuelven confusos cuando las palabras de Erick vuelven a mi mente.

"cuando se vio hundido, lo que vio mejor fue dar el nombre de mi padre para que así un maldito capo llegara y le arrebatara la vida"

"el día que el capo llego, mi madre estaba con él, en dichas circunstancias no pueden quedar testigos, así que ella también recibió las consecuencias del error de un hombre avaricioso"

¿Mi padre esta implicado en un asesinato?, ¿mi padre fue la principal causa de la muerte de los padres de Erick?

Preguntas transcurren por mi mente, y lo único que puedo hacer es volver a levantar mi rostro, buscando sentirme lo mas segura conmigo misma, para así darle la cara a las dos personas que acaban de llegar a la casa.

- Annastasia, hija mía, que bueno es verte en la casa - escucho que dice mi madre en el momento que me encuentra en su campo de visión.

En realidad no me centro en sus palabras, ni siquiera le busco un trasfondo a su actitud algo cariñosa conmigo, lo único que hago es dirigir la mirada hacia mi padre, quien se quita su bufanda para luego analizarme con una ceja enarcada.

- madre, padre - expreso en el momento en el cual ambos llegan al comedor.

Mi madre muestra una sonrisa, mientras que mi padre tan solo se mantiene en un estado calculado, como si intuyera un poco lo que esta a punto de pasar.

- hija tenemos unas excelentes noticias, tu padre ha podido hacer un contacto con unos viejos amigos, y hemos acordado reunirnos en una cena, con ellos y sus dos hijos.

No respondo, tan solo trago saliva ante la alucinante expresión en el rostro de mi progenitora.

- ¿no te parece fantástico?, podrás conocer a dos muy buenos muchachos y así seguro te distraerás un poco, quien quita que se puedan volver cercanos.

Sonrio.

- claro, y asi tal ves uno pueda ser mi futuro prometido, ¿no es asi? - suelto dejando a mi madre petrificada en su puesto, mientras que mi padre enseña una media sonrisa.

Veo como mi progenitor comienza a dar pasos rumbo a una de las sillas del comedor, para ubicarse en ese sitio  y centrar su mirada en mi.

- suelta lo que quieres decirnos Annastasia, sabes bien que no me gustan los rodeos.

No me sorprende escuchar sus palabras, mas bien me esperaba que de inmediato notara que quiero hablar con ellos, es obvio que a mi padre no se le va a escapar nada, no con todo el aprendizaje que ha venido ganando en sus distintos negocios, es mas que seguro que ha aprendido a leer a las personas.

- Antonio, ¿que es lo que ocurre? - mi madre nos mira a ambos.

Tomo una honda respiración antes de caminar a la silla de su lado izquierdo, dejando el lado derecho para mi madre, quien después de unos segundos entiende que esta lo que esta punto de venir será bastante complicado.

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