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Desperté por el ruido que se escuchaba en el hospital

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Desperté por el ruido que se escuchaba en el hospital.
Tan pronto como había despertado comencé a escuchar murmuros. Me había costado mucho conciliar el sueño y ahora que había despertado comenzaba otra vez a escuchar voces en mi cabeza, la suerte mía es que esta vez eran bajos murmullos que me preguntaban que pasaba, lo cual ni yo sabía.

Intenté volver a dormir, pero parece ser que ahora las voces de mi cabeza tenían curiosidad sobre que ocurría así que se intensificaron, diciéndome una y otra vez que querían saber que pasaba.

Les dí el gusto de saber lo que ocurría y me levante de la cama que había en mi habitación del hospital, dirigiéndome a la puerta para abrirla y cruzarla.

Vestía el típico vestido blanco de los hospitales a excepción de que si llevaba ropa unos pantalones cortos y top debajo e iba descalza.

Caminaba por los fríos pasillos del hospital en dirección de donde provenían los ruidos, mientras más me acercaba más fuerte se escuchaban los ruidos.

Las voces de mi cabeza dejaron de hablar tan alto y cada vez podía oír con mayor claridad.

— Tranquilos, Ken-chin estará bien — dijo un chico rubio con una sonrisa calmada — prometió que conquistaríamos Tokyo juntos — terminó de decir y se sentó en un asiento que había en la sala.

A pesar de que mantenía una sonrisa calmada, podía notar que estaba inquieto, no lo conocía, pero se leer muy bien a las personas, y ese chico, podía notar que conllevaba una lucha interna, parecía tener mucho peso encima.

En una de esas veces, dirigió su mirada hacia el pasillo, que era donde yo estaba, parada, observando el panorama.

El chico me mostró una sonrisa sin mostrar los dientes, pero se notaba a leguas que era falsa, al menos para mí.

Me iba a dar la vuelta, pero las voces aumentaron, había mucho ruido, me decían una y otra vez que me acercara al chico, yo no lo conocía.
Mi cabeza comenzó a doler mucho, por lo cual llevé una de mis manos a esta, en un intento de que todas esas voces se calmaran, lo cual sería imposible a menos que sucumbiera sus órdenes.

— P-paren, haré lo que quieren — hablé a penas, pues a penas y podía escuchar mi voz con tantos gritos que había en mi cabeza.

Sumisa me acerqué al chico, el cual pude notar como me seguía observando todavía, supongo que porque me delaté al tocarme la cabeza y cerrar los ojos.

Con algunas miradas en mí, me senté al lado del rubio, este me observó atento y un poco asombrado.

Lo comprendo, no todos los días estás en el hospital y una chica se te sienta al lado de la nada.

Apreté mis labios, realmente no sabía que hacer, solo acepté a acercarme para que las voces no me molestaran en exceso, pero no tenía ni idea de que hacer.

E̶s̶q̶u̶i̶z̶o̶f̶r̶e̶n̶i̶a̶ || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora