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Hoy había sido un día cansado, habían puesto un examen de inglés sorpresa, menos mal que desde pequeña leía libros en inglés para aprender, pues no tenía muchas más opciones que hcer estando en el hospital

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Hoy había sido un día cansado, habían puesto un examen de inglés sorpresa, menos mal que desde pequeña leía libros en inglés para aprender, pues no tenía muchas más opciones que hcer estando en el hospital.

Ahora, volvía a mi casa para hacer cualquier cosa que me acusara entretenimiento.

Iba pasando por un descampado donde las personas solían jugar a fútbol, béisbol, entre otros. Para bajar allí había que pasar por un pasto que estaba cuesta abajo, al menos desde el ángulo en el que estaba era hacia abajo.

Ví un bulto tendido en el pasto y cuando me percaté de quien era salí corriendo para saludar.

Mientras iba corriendo casi caigo por tropezarme con una piedra pero logré mantener el equilibrio.

Terminé de llegar hacia él y me paré de rodillas mientras veía su rostro, aunque lo veía de al revés.

El peli rubio tenía los ojos cerrados pero cuando notó que el sol que llegaba a su cara abrió los ojos.

Sano Manjiro

Estaba tendido en el pasto de un descampado, había estado algo estresado por los problemas de Valhalla hacia la pandilla, así que decidí tomar un descanso encontrando este sitio.

Tenía los ojos cerrados, aunque realmente no estaba durmiendo, a pesar de lo mucho que me gusta.
Estos últimos días no había podido dormir las horas necesarias, pues la melatonina no se producía en mi organismo.

Escuchaba los cantos de los pájaros y algunos grillos, a lo lejos se escuchaba el bullicio de parte de los coches y las personas ajetreadas.

Estuve un rato dormitando.
De un momento a otro, la luz calurosa que llegaba a mis ojos fue tapada por algo o alguien.

Abrí los ojos y me encontré a la bella chica que últimamente me hacía perderme en mis pensamientos.

Me percaté de que nuestras caras estaban a poca distancia, aproveché eso para apreciar su belleza de más cerca.

Hoy llevaba unas coletas las cuales estaban atadas con unas ligas un poco estrafalarias, las cuales hacían que su aspecto se viera más infantil, pero igual o incluso más lindo.

Por un momento dirigí mi vista a sus labios, no eran muy gruesos ni muy finos, se veían suaves y rosados al natural. Alejé el loco pensamiento que se me había pasado por la cabeza y la miré a los ojos.

— Buenos días Jiro — me habló estando en la misma posición mientras me regalaba una de sus lindas sonrisas.

— Querrás decir buenas tardes — dije soltando algunas carcajadas por su despiste.

— Si cierto, que despistada —

Se levantó y yo me quedé mirándola confundido.

— Ven vamos — dijo mientras ofrecía su mano, yo la acepté y me ayudó a levantarme.

E̶s̶q̶u̶i̶z̶o̶f̶r̶e̶n̶i̶a̶ || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora