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Hoy había quedado con Manjiro, pues hace unos días le había dado a probar unos taiyakis que hice para tomar en la escuela y darle algunos a Mikey, pero me dijo que le habían gustado tanto que quería más, yo acepté pero con la condición de que me a...

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Hoy había quedado con Manjiro, pues hace unos días le había dado a probar unos taiyakis que hice para tomar en la escuela y darle algunos a Mikey, pero me dijo que le habían gustado tanto que quería más, yo acepté pero con la condición de que me ayudara a hacerlos, entonces me dijo que me recogería y luego iríamos a su casa para hacerlos, pues me dijo que su hermana me quería conocer.

Me terminé de preparar y salí de mi casa, pues había recibido un mensaje de mi amigo diciendo que me estaba esperando en la entrada.

— Jiro~ ¡te extrañe! — exclamé mientras lo abrazaba.

— Nos vimos ayer — habló divertido.

— Pero llevaba mucho tiempo sin abrazarte — dije.

— Eres muy linda Yumeko-chan — me halagó mientras tocaba mi cabeza en un acto de cariño.

— ¿Listo para ir a comprar las cosas? — le decía mientras le agarraba la mano para comenzar a caminar, pues hoy no llevaba su moto.

— Claro —

Caminamos hasta un supermercado que nos quedaba de camino a casa del rubio y compramos todos los ingredientes que necesitaríamos, más algunos dulces y golosinas que Mikey quería y aunque yo me hiciera la fuerte tengo que admitir que yo también quería.

— Ya estoy en casa Emma — exclamó después de entrar a su casa.

Era una linda casa japonesa tradicional, no era muy espaciosa pero se veía acogedora.

— Oh~ tu debes ser Yume, Mikey me habló mucho sobre tí — confesó la hermana de mi amigo y pude ver a este sonrojado.

— Pe-pero que dices Emma, yo solo te dije que había hecho una nueva amiga — negó lo dicho por su hermana el oji ónix.

— No lo niegues Mikey — le reprochó — Yo soy Sano Emma, solo dime Emma, espero que podamos ser buenas amigas — se presentó mientras cogía mis manos y sus ojos adquirían un brillo singular.

— ¡Claro! — contesté animada con una sonrisa.

— Bueno, los dejo solos para que cocinen los taiyakis, no quemen la cocina, adiós tortolitos~ —

— ¡No somos- — no terminó la frase pues la rubia ya se había ido.

— Bueno, ¿comenzamos? — pregunté después de poner los ingredientes en la encimera de la cocina.

— ¡Si! —

Comenzamos a preparar los taiyakis, aunque al final acabamos llenos de harina, debido a que comenzamos a hacer una guerra con esta.

Cocinar con Jiro

Estuvimos tan absortos haciendo los taiyakis que no nos percatamos de la hora que era y ya era bastante tarde.

E̶s̶q̶u̶i̶z̶o̶f̶r̶e̶n̶i̶a̶ || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora