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Todos estos días, Jiro estuvo viniendo seguido a visitarme, como venía diariamente a ver a su amigo, del cual ya sabía su nombre, pasaba un rato conmigo también

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Todos estos días, Jiro estuvo viniendo seguido a visitarme, como venía diariamente a ver a su amigo, del cual ya sabía su nombre, pasaba un rato conmigo también.

Me alegra tener a alguien que me sacara de mis monótonos días.

Las enfermeras me dijeron que me encontraba más alegre estos días y me preguntaron si era a causa del chico que tanto me visitaba, yo simplemente asentí ante aquella pregunta.

Hoy especialmente estaba más feliz que todos estos días, por fin me darían el alta y podría volver a mi casa.

Cuando le conté a Mikey que pronto iba a salir se puso muy feliz, tal vez no lleváramos mucho tiempo de conocernos pero nos habíamos vuelto muy buenos amigos.

Mis padres vendrían a recogerme para volver a mi casa, ellos también se encontraban felices de mi vuelta.
No eran malas personas, siempre me habían tratado bien, aunque a veces mi padre me trataba un poco mal, pues decía que era una demente por el hecho de tener esquizofrenia.

No lo juzgaba, tenía que admitir que al principio cuando me daban ataques se me hacían muy difíciles de controlar y gritaba mucho, en ese momento me costaba mucho conectar con la realidad.

Ahora mi padre es más simpático y se disculpó conmigo por haberme tratado algo mal anteriormente.
Cada semana me visitaba junto con mi madre y me ponían al día de lo que ocurría.

Su trabajo siempre los mantenía ocupados pero era de admirar el esfuerzo que le ponían cada uno en su oficio.

Me comencé a cambiar de ropa, no me gustaría salir del hospital con ropa de aquí, por lo cual la semana anterior les pedí a mis padres que me trajeran algo de mi ropa, obviamente me trajeron algo que no era totalmente de mi gusto, pero no me quejaba.

El vestido era totalmente blanco, de tirantes y me llegabas un poco por debajo de la rodilla, era simple pero no me hubiera gustado llevar algo escandaloso.

Dejé mi cabello suelto y me puse unas zapatillas blancas, aparentemente unas converse que llegaban por el tobillo.

Todavía mis padres no llegaban, entonces decidí hacer una lista de "Cosas que quiero hacer cuando salga del hospital" para matar el tiempo.

Ya llevaba un rato llenando la lista de cosas, entonces escuché unos suaves golpes en la puerta de mi habitación.

— Pasa — respondí sin mirar quien era la persona que había tocado — hola — hablé cuando oí como la puerta era cerrada.

— Cariño,¿No vas a saludar a tus padres?
— dijo graciosa mi madre, pues estaba tan entretenida que ni siquiera sabia quien había entrado.

E̶s̶q̶u̶i̶z̶o̶f̶r̶e̶n̶i̶a̶ || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora