Capítulo 21

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Capítulo 21: La verdad detrás de él.

Shayra

Un sonido realmente molesto taladraba mis oídos. Era demasiado alto para mis sensibles y muy delicados tímpanos, no obstante, el sueño podía más conmigo por lo que me removí buscando una posición adecuada para seguir durmiendo. Lo que supuse que era la alarma seguía sonando y eso me extrañó porque normalmente la tenía programada para que sonara solo una vez, por lo que extendí mi mano que quedo suspendida en el aire al darme cuenta de que no había una mesita de noche.

Mi mesita de noche no estaba en su sitio.

La alarma en realidad era mi tono de llamada.

Mi teléfono seguía en uno de mis senos.

Abrí los ojos de golpe.

Lo primero que hice fue sacar el molesto aparato de entre mis pechos para descubrir que tenía la rectangular forma del teléfono marcada en mi piel y que la llamada era de Annie. Una llamada de Annie a las seis de la mañana. Todo vino a mi creando un torbellino de emociones. ¡Papá iba a matarme! Estaría castigada por el resto de mi vida.

Deslicé un dedo por la pantalla, atendiendo la llamada.

—¡Shayra! —su grito me dejó aturdida y el dolor de cabeza que hasta ese momento no había notado, se acentuó—. ¡Tienes que venir ahora! ¡¡Pero ya!!

—¡¿A dónde?! —pregunté igual de alterada que ella.

—¿Cómo que a dónde? ¡A mi casa! Mueve tu aburrida vida sin acción ahora mismo o tú papá va a matarte.

Eso me hizo recapacitar. Quité la sabana que me cubría de un manotazo y me incorporé.

—Ahora mismo voy.

—Tienes cinco minuto.

Y colgó. Miré atónita el teléfono en mi mano, soportando el horrible dolor de cabeza.

—Será mejor que te lleve.

Solté un grito ahogado que por poco me dejó sin aire. Llevé una mano a mi pecho solo para percatarme de la segunda persona que habitaba el lugar.

—Adon... ¡Dionis, que susto!

—Ya puedes llamarme Adonis —dijo con fastidio y solo entonces me permití observar su habitación. Todo blanco, excepto los objetos, como el armario o el escritorio donde se encontraba sentado, que eran de color gris.

Me levanté toda digna de su cama, porque se supone estábamos en malos términos. La última vez que hablamos discutimos, ¿no?

Los recuerdos en mi memoria estaban difusos, todo lo que pasó con Kirk, estaba intacto en mi mente, luego mi brillante idea de consumir alcohol, luego me levante, alguien robo mis galletas y... ¿peleamos? Creo que peleamos, luego veía todo desde arriba, la carretera, los pies de Asher, las nalgas de...

—Dios mío, ¿qué pasó? —busqué con desesperación mis zapatos mientras el cerraba su laptop y me observaba fijamente.

Renunciando a todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora